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Negocios y empresas

Público y privado

C

ada pueblo tiene sus reglas sobre lo que puede mostrar y lo que debe mantener en la privacidad. Temas como el sexo, el cuerpo, la relación de pareja y prácticamente toda actividad social tienen sus códigos y hasta hace poco, la vida privada se respetaba.

Sin embargo, las redes sociales han cambiado ese paradigma. Para ganar seguidores y volverse cada vez más populares, muchas personas, sobre todo las jóvenes, muestran su intimidad y sus deseos ocultos por Internet. Entre más transparente se vuelve su imagen, más seguidores tienen.

Además, a través de las redes y en especial del metaverso, se crea una doble personalidad: la real o de la vida cotidiana y la virtual o ideal. Se trata de algo parecido al extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson, en donde un mismo Personaje de noche es un ser malvado y de día un doctor reconocido.

Ahora, la dualidad del ser humano está más expuesta que nunca. Una persona tímida sale a la luz pública como un ser poderoso, inteligente y desinhibido. Muestra su cuerpo, su entorno y sus fortalezas… aunque todo sea una simple ilusión.

Esta nueva realidad tiene sus peligros, como cuando se expone a una persona a la prostitución o a la esclavitud o cuando por despecho muestra a su pareja en situaciones comprometedoras, con un afán de hacerle daño.

Esta realidad ha generado un nuevo tipo de negocio publicitario, llamado influencer marketing. Aquellas personas que se logran posicionar en un grupo social determinado, puede vivir de su imagen al mostrar bienes o servicios de todo tipo de empresas. Sus comentarios sobre un automóvil o una aerolínea, sus visitas a restaurantes específicos o el uso de una marca de celular, de zapatos, de pantalones o de playeras generan ventas para sus patrocinadores.

Un creciente número de jóvenes e incluso niños luchan por convertirse en influencers, porque su imagen puede derivar en grandes negocios.

En este contexto, la publicidad tradicional, que se difunde en televisión, radio, periódicos, revistas y espectaculares, pierde terreno frente a los contenidos que aparecen en las redes sociales.

La relación entre lo público y lo privado se vuelve más difusa. Hoy, el exhibicionismo deja buenos rendimientos...