Con 58 años de servicio, José González Figueroa buscará el pago de salarios caídos
Domingo 19 de marzo de 2023, p. 19
Después de un proceso de resistencia
de más de cuatro años, la Secretaría de Educación Pública (SEP) aceptó mi reinstalación como maestro de historia, al reconocer que fue injusto e ilegal mi cese por oponerme a la mal llamada reforma educativa
, afirmó el profesor José González Figueroa, fundador de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y educador con 58 años de servicio.
En entrevista con La Jornada destacó que aún falta luchar por el pago de los salarios caídos, pero logramos recuperar nuestro espacio docente, al igual que otros compañeros, como la maestra Nimbe Ortega, quien fue removida de su plaza hace siete años, en un acto arbitrario y violatorio de sus derechos humanos y laborales
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Indicó que desde hace casi un mes se me asignó la secundaria diurna Estado de Israel, turno vespertino, en la alcaldía Iztacalco, para retomar mi magisterio que por más de cinco décadas ejercí frente a grupo. Fue un recibimiento cálido por parte de mis compañeros, que conocen mi andar en las luchas por los derechos no sólo del magisterio, sino de obreros y campesinos
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González Figueroa reconoció que el proceso de reinstalación en su plaza docente fue una lucha ardua, porque se enfrentó a la cerrazón de la burocracia frente al compromiso claro del presidente Andrés Manuel López Obrador de resarcir a todos los trabajadores de la educación de los abusos sufridos durante el sexenio pasado, en el contexto de la lucha contra la reforma educativa peñista
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Aseguró que mantendremos la resistencia, pese a mis 84 años de edad, por el resto de mis compañeros docentes, porque aún falta que 17 sean reinstalados, aunque ya logramos que mil 100 recuperen sus plazas, luego de ser cesados injustamente en muchos estados
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En el caso de la profesora Nimbe Ortega, González Figueroa explicó: estamos en una segunda etapa de lucha para garantizar que le sea asignado un nuevo centro de trabajo y que se paguen los salarios caídos. Consideramos que rechazar el pago de nuestro salario es un atropello para quienes fuimos injustamente separados de nuestra labor docente, por lo que no abandonaremos esa lucha
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