Martes 21 de marzo de 2023, p. 22
Bagdad. Irak recordó ayer el 20 aniversario de la invasión que, sin autorización de la Organización de Naciones Unidas y liderada por Estados Unidos, derrocó a Saddam Hussein con el falso argumento de que tenía armas de destrucción masiva, pero no hubo ninguna celebración en una nación que, pese a dar una apariencia de normalidad, ve el futuro con temor.
Este país árabe –rico productor de petróleo– sigue traumatizado por los años de conflicto y violencia sectaria que siguieron a la operación lanzada el 20 de marzo de 2003.
Aunque el país logró establecer una apariencia de normalidad, sigue enfrentado a inmensos desafíos como la inestabilidad política, la pobreza y la corrupción.
El vecino Irán, de mayoría chiíta y que es la némesis de Estados Unidos, ahora tiene mucha influencia local, dado que la población chiíta quedó liberada de la presión que sufrió durante el gobierno de Hussein, que era sunita.
El gobierno no programó ningún acto y en las calles de Bagdad las personas parecían más interesadas en la llegada del mes de ayuno del Ramadán, esta semana.
Es un recuerdo doloroso
para el país, señaló Fadhel Hassan, estudiante de periodismo de 23 años. Hubo mucha destrucción y demasiadas víctimas
.
La invasión estadunidense fue ordenada por el presidente republicano George W. Bush en un contexto marcado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 lanzados contra Estados Unidos por el grupo yihadista Al Qaeda.
Bush –que contó con el apoyo del entonces primer ministro británico Tony Blair y el jefe del gobierno de España José María Aznar– argumentó que Hussein suponía una amenaza mayor y estaba desarrollando armas de destrucción masiva, que nunca se encontraron.
La invasión ejecutada por 150 mill soldados estadunidenses y 40 mil combatientes británicos logró derrocar en tres semanas al gobierno de Hussein y el 9 de abril las fuerzas invasoras tomaron el control de Bagdad.
En todo el mundo, las cadenas de televisión transmitieron imágenes de los soldados estadunidenses derribando una estatua de Hussein en Bagdad.
Unas semanas después, Bush declaró misión cumplida
, pero la invasión dejó desórdenes, saqueos en las calles y un caos que se agravó por la decisión estadunidense de disolver el Estado iraquí, el partido gobernante y el ejército.
El costo humano de esa aventura bélica aún no se sabe de manera precisa.
La invasión marcó el inicio de los periodos más sangrientos de la historia de Irak, que primero sufrió una guerra civil entre 2006 y 2008 y luego padeció la ocupación de parte de su territorio por el grupo yihadista Estado Islámico.