Prosigue el terrorismo antitaurino // Permanece oculto quien manipula estos grupúsculos // Sevilla y Aguascalientes, debe de haber un error
N
ada de regular, de controlar, nada; ¡libertad!
, se escuchó recientemente, pero ya van varias corridas de toros canceladas, antes en Teziutlán y ahora en Puebla, después de que una empresa adquirió toros, contrató toreros, armó carteles e hizo la publicidad correspondiente. A ello se suman intentos de prohibición de tradicionales ferias taurinas y la torpe suspensión por tiempo indefinido de corridas en la monumental Plaza de toros México, por desconocidas y sospechosas agrupaciones, tanto como sus protectores y los jueces que las alcahuetean: una se nombra Justicia Justa y otra –de no creerse– Patitas Blancas, fundación para perros y animales de calle maltratados
, si bien la ridiculez de sus nombres no les impide querer abolir, por lo del maltrato animal, tradiciones centenarias entre la población mexicana. ¡Aguas con estados de derecho seudohumanistas que intentan despojar a los pueblos de sus expresiones identitarias mientras se pretenden antiyanquis!
Desde luego, la mano que mece la cuna de estos eficientes saboteadores ha decidido permanecer oculta. ¿Por qué razón, si sus propósitos se pretenden nobles? ¿Por qué ningún sector de los directamente perjudicados se ha dado a la tarea de investigar quién o quiénes, detrás, se empeñan en suprimir fuentes de trabajo garantizadas en la incumplida Constitución? Si lo saben, ¿por qué no lo dan a conocer, por amenazas o posibles represalias? ¿Estos prohibicionistas son mexicanos u obtienen patrocinio extranjero? ¿Habrá estadunidenses sensibles metidos en el negocio de prohibir los toros y fomentar incruentos deportes con pelotitas? ¿Acaso será la CIA, la DEA, la OMS, la Unesco, la Unicef u otras siglas igualmente honorables? Los sensibles juececitos que prefieren hacer justicia payasa a animales de lidia y no a seres humanos víctimas de la injusticia y el tortuguismo que la acompaña, ¿se habrán enterado de que perdieron la brújula, pero conservan imane$? ¿A estos justicieros falsos nadie los puede poner de patitas blancas en la calle? ¡Cuánta imbecilidad y demagogia juntas!
Sevilla y Aguascalientes se han vuelto a hermanar, no sólo por sus rumbosas ferias abrileñas, sino por algo menos magnífico y más doloroso, debido a uno o varios errores por cuanto sucedió en sendos escenarios tauromáquicos. ¿Qué errores? Bueno, comenzando por el espeluznante cartel oficial de la feria sevillana debido al arquitecto británico Norman Foster –¡aguas con el coloniaje pictórico!–, hasta la apoteósica implantación del toro de lidia posmoderno –noble y repetidor antes que con una embestida exigente de dominio– y, como consecuencia, la elevación a los altares del toreo de San Morante, nuevo patrono del éxtasis taurino.
Aunque en Aguas desde hace años ha abundado la mansedumbre, este año el serial resultó mucho más accidentado que el de la capital andaluza, donde en 15 corridas ningún diestro resultó lesionado. Entonces, si en aquel coso hubo más reses sobradas de edad y de pitones, ¿el dominio técnico impidió que hubiera toreros corneados? Si en la tierra del enorme José Guadalupe Posada tres matadores resultaron heridos y otros tantos revolcados, ¿fue por su exceso de confianza? ¿Por qué aquí sigue prevaleciendo el criterio maternalista de asignar ganado cómodo o descastado a los toreros españoles que, salvo excepciones, vienen a tentar de luces? Entre la exquisitez morantiana y la torería macha de Escribano, la gracia santificante y el poderío sin aspavientos de Paco Camino.