Lunes 22 de mayo de 2023, p. 7
Venecia. Lesley Lokko (Dundee, Escocia, 1964) es el prototipo del practitioner multidisciplinario, la figura del arquitecto del futuro. Formada en Londres, donde vive parte del año, tiene un doctorado en el Colegio Universitario de Londres. Además es profesora universitaria en cuatro continentes y fundadora del African Futures Institute de Acra, en Ghana; escuela de especialización e investigación en arquitectura. Desde 2004 ha escrito 12 novelas. Toda su actividad se centra en la relación entre raza, cultura y espacio.
La curadora de la 18 Bienal Internacional de Arquitectura –la cita más importante de su tipo en el mundo– es además una magnífica conversadora. Sencilla como pocos, se distingue por una impronta juvenil. Nos sentamos en una sala a pocos metros del pabellón mexicano y en el silencio de un día frenético, establecemos una inmediata conexión.
– ¿Cree que los arquitectos concuerden con su visión transdisciplinaria de la profesión o sigan creyendo en la arquiestrella?
–Creo que son los jóvenes quienes cuestionan ese modelo monolítico. Quizá muchos piensen que esta exposición no es arquitectura, pero mi trabajo no es convencerlos, sino mostrar que esta disciplina es un mundo mucho más amplio. Quedan pendientes muchas preguntas; es un momento de averiguación.
El drama africano y la adaptabilidad
–¿Por qué considera que la pauta de practitioner propuesta en la muestra sea la semilla de la arquitectura del siglo XXII, incluso la salvación de la profesión?
–Porque la arquitectura es un acto de traducción: una idea se convierte en un dibujo y después en maqueta. Los jóvenes son fluidos: usan el mundo digital, comprenden la traducción de la cultura en música, arte, moda. Proponerles un tipo de arquitectura de otra era pienso que es una pérdida de tiempo.
–¿El drama del pueblo africano, paradójicamente, lo ha equipado para enfrentar los retos de nuestro tiempo con versatilidad?
–Un dicho inglés dice que la necesidad es la madre de la invención
. Los africanos lo han venido haciendo desde hace tiempo y hemos superado situaciones terribles, como esclavitud, colonialismo, inestabilidad política, escasez, cambio climático. Constantemente estamos calculando cómo adaptarnos. Esa flexibilidad y agilidad es muy valiosa en arquitectura. Los africanos son también híbridos, porque tienen más de un pasaporte, hablan diversas lenguas y transitan en diversas culturas. Son cuestiones muy actuales y parece que la arquitectura es mucho una disciplina de este tiempo. La arquitectura no son necesariamente edificios, sino una de las maneras más poderosas de pensar nuestro mundo.
–Leí en un artículo que su muestra es un intento de rescatar al continente africano. ¿Está de acuerdo?
–Es totalmente falso, mi intención no es rescatar a nadie. Diría que la palabra correcta es recuperar
, que significa que uno trata de regresar algo que ha estado ahí siempre. En la disciplina de hacer una gran exposición, tienes que mirar cuidadosamente, editar el trabajo y madurarlo; no puedes sólo hablar. Ese proceso es increíblemente valioso para los participantes, porque es una oportunidad en un tiempo muy condensado para pulir una forma de pensar, para elaborar el fallo que no siempre emerge de inmediato. Ese dictamen no se refiere a un rescate. Es la posibilidad de ser propiamente humanos.
El arte debe trabajar en los momentos difíciles
–¿Su muestra es un manifiesto político?
–Me sorprende que las creencias políticas se han convertido en una religión. No hay diálogo entre las posiciones opuestas. Cualquier acto político no es recibido como tal, sino como una declaración epistemológica de un hecho. El incidente de que tres de los participantes de esta muestra no pudieron obtener la visa para entrar a Italia muestra que las viejas ideas no se han muerto. Cuando los tiempos se hacen difíciles es cuando el arte y la cultura deben trabajar, y esta muestra es trabajo.
–¿Cuál es la falta de entendimiento entre África y Occidente?
–Para que el proyecto colonial pudiera llevarse a cabo, Europa tuvo que tener una idea del otro ajena a sí misma. África ha sido siempre el otro de Europa. Se ha dicho frecuentemente que Europa es el único continente ideológico respecto de sus fronteras: ¿Acaban en San Petersburgo, en Moscú, en el Mediterráneo? Por ello ha requerido ideas para sostenerse y una de las más fáciles ha sido siempre describir lo que Europa no es: no somos árabes, no somos esto ni lo otro. Cuando piensas que la gente es distinta a ti, puedes hacerles lo que quieras. Si me preguntas cuál fue el inicio del conflicto entre ambos continentes, diría que empezó ahí.