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Madre pide apoyo para vivienda adaptada

Empleado de INR sufre parálisis tras recibir vacuna contra covid
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▲ Antonio Cazares, quien sufre inmovilidad, depende totalmente de los cuidados de su madre, Gabriela Suástegui.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de mayo de 2023, p. 17

Un efecto adverso y raro que puede ocurrir entre una de cada 10 mil personas con la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 de AstraZeneca es el que le ocurrió a Antonio Cazares Suástegui.

El joven de 24 años, camillero en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y quien estuvo en la primera línea de atención de pacientes con covid-19, tiene el cuerpo paralizado. El dictamen del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Issste señala encefalomielitis aguda diseminada posvacunal.

Gabriela Suástegui, su madre, comentó que a las pocas horas de haber recibido el inmunógeno de refuerzo en su centro de trabajo, el 28 de diciembre de 2021, empezó a sentir cansancio, fiebre y dolor de cabeza. Después tuvo síntomas inespecíficos, de los que sólo atinaba a decir que lo hacían sentir raro.

Comenzó a tener dificultad de movimiento en el lado izquierdo del cuerpo, somnolencia y disminución de la atención. Su pensamiento y capacidad de respuesta se hicieron lentos. Aún así, regresó a trabajar, pero se desmayó al intentar mover una camilla y ya no pudo caminar.

En la primera línea

El personal de salud fue el primer grupo fundamental para recibir la vacuna contra el virus SARS-CoV-2. Antonio tuvo un esquema completo (dos dosis) de Pfizer Biontech entre junio y julio de 2021, con lo que no hubo ningún problema. Luego recibió el refuerzo de AstraZeneca, biológico del que el comité de expertos sobre seguridad de las vacunas de la OMS ha afirmado que es seguro y eficaz para proteger de las complicaciones graves de covid-19.

De hecho, en México se aplicó ampliamente y los posibles efectos adversos de ésta y otras vacunas han sido evaluados por el Comité Nacional de Eventos Supuestamente Atribuidos a la Vacunación e Inmunización (Esavi). La mayoría de los casos de enfermedad no han tenido relación con los inmunógenos. En cambio, los científicos han determinado, y así ha sido la evidencia, que el beneficio de las vacunas para proteger es mucho mayor en relación con eventuales efectos indeseados.

Recorrido por hospitales

En el caso de Antonio, los primeros reportes que su madre recibió en el INR fueron que el joven tenía el cerebro inflamado. Después, en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Issste, los médicos le hicieron todo tipo de estudios clínicos y de imagen para identificar el origen del problema.

No encontraron nada, por lo que la única explicación era que se trataba de un evento asociado a la vacunación contra el coronavirus. La salud de Antonio se siguió deteriorando al grado que cayó en coma y lo intubaron. Así estuvo dos meses.

Empezó a reaccionar, pero los médicos determinaron que debía estar sedado dos meses más. Desde que despertó, su mamá se dio cuenta de que sólo movía los ojos. Lo dieron de alta el 8 de abril de 2022 y unos días después ingresó al INR, su centro de trabajo, con la finalidad de iniciar un tratamiento.

El diagnóstico fue cuadriplejia mixta secundaria a encefalitis diseminada aguda fulminante asociada a vacunación SARS-CoV-2. Para entonces, el joven tenía anemia, una sonda para alimentarse (gastrostomía) y traqueostomía (apoyo para la respiración) y estaba en recuperación de diversas complicaciones.

Reingresó al 20 de Noviembre para una cirugía de pulmón y se quedó otros cuatro meses. Lo dieron de alta en agosto de 2022 y acudió al INR –donde le han ofrecido apoyo integral– para retomar la terapia. Ahí se quedó tres meses y desde noviembre pasado Gabriela lo lleva todos los días para continuar su rehabilitación.

La esperanza de la señora es que Antonio se levante y pueda caminar, pero necesita ayuda. Lo carga para pasarlo de la cama a la silla de ruedas, tiene que subir y bajar las escaleras de su departamento y confiar en que el elevador del edificio funcione para ir a la planta baja o regresar al cuarto piso donde viven.

Antonio pesa 60 kilogramos. Sólo cuenta con su mamá, y ella con un vecino que se ofreció para ayudarla, aunque tengo que calcular los tiempos para entrar o salir cuando esté disponible.

Por eso, solicita a las autoridades apoyo para adaptar su vivienda o adquirir otra con muebles para personas con discapacidad. El camino aún es largo. Hoy el joven sólo puede levantar el brazo derecho, no puede extender los dedos de la mano y aunque tiene dificultades, ya ha empezado a hablar.