Apostó a la alianza para resurgir
Espera aportar 800 mil votos a la coalición que postuló a Del Moral
Martes 30 de mayo de 2023, p. 24
Naucalpan, Méx., Antaño acérrimos adversarios que disputaban el poder en el estado de México, los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) hoy contienden juntos para intentar detener la ola morenista en uno de los últimos bastiones del priísmo en el país.
Hoy, los dos partidos que durante décadas lucharon por derrocar al régimen priísta son sus aliados y de conseguir el triunfo el 4 de junio, permitirán que el tricolor llegue a 100 años ininterrumpidos al frente del Poder Ejecutivo estatal.
La alternancia en el estado de México se hizo realidad a nivel municipal desde los comicios del 1996, cuando el PAN ganó varias presidencias municipales de la zona poniente del Valle de México y el PRD hizo lo propio en el oriente del estado; sin embargo, este fenómeno no se ha visto reflejado todavía en la gubernatura, que siempre ha detentado el PRI.
Coligados, PRI, PAN y PRD, adversarios históricos, han unido fuerzas y su misión es impedir que Morena gane el gobierno de uno de los estados cuyas economía y población la ubican como una de las más importantes.
Los tres han pactado contrarrestar la fuerza morenista y aseguran que de ganar la elección del 4 de junio constituirán el primer gobierno de coalición en el país.
Para ello, en octubre pasado, los diputados de los tres partidos aprobaron reformas a la ley electoral y crearon la que regula los gobiernos de coalición, para obligar a que las fuerzas aliadas tengan representación o espacios en el gobierno.
Priístas, panistas y perredistas aglutinados en Va por el Estado de México han dicho que este proyecto representa la verdadera alternancia en la entidad (aunque el PRI siempre la ha gobernado), pues a su decir, Morena significa regresar al régimen autoritario de la década de 1970.
El esplendor del panismo y el corredor azul
Los comicios del 1996 marcaron un antes y un después en la vida política del estado. Las elecciones celebradas el 10 de noviembre de ese año dieron paso a un vuelco en la geografía electoral, pues el PRI dejaba de ser ese partido hegemónico. Las zonas urbanas del Valle de México abrieron paso a la llegada de gobiernos panistas en el poniente.
En esos comicios, el PAN ganó 22 de los 122 municipios que existían hasta ese momento en la entidad.
Sus triunfos más importantes fueron en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza, Coacalco, Nicolás Romero, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, además de Villa del Carbón, Huehuetoca, Melchor Ocampo y Tepotzotlán, para crear lo que se denominó corredor azul
, en la franja poniente de la zona metropolitana del Valle de México, donde se asientan colonias y fraccionamientos de clase media y un importante nodo industrial.
En el 2000, el fenómeno Fox ayudó al panismo a consolidar su fuerza electoral en esa región y extendió sus dominios a Huixquilucan, Tultitlán, Teoloyucan y Tecámac. El PAN también ganó Toluca, Metepec y refrendó Lerma y se abrió paso en el norte, en municipios como Chapa de Mota y Timilpan, entre otros.
Ese año el PRI dejaba de ser, por primera vez en la historia, la primera fuerza política en la entidad, para cederle el sitio al blanquiazul.
En 1999, en la elección de gobernador se habían dado visos del avance del PAN y del retroceso del PRI. Arturo Montiel apenas pudo ganar con 225 mil votos de diferencia al panista José Luis Durán. En esos comicios, Durán buscó infructuosamente que el candidato perredista Higinio Martínez –hoy en Morena– declinara a su favor para lograr la alternancia.
Tras el triunfo de 2000, ya como primera fuerza política en el estado, el PAN se perfilaba para las elecciones de gobernador del 2005 como favorito; sin embargo, comenzaron los escándalos de sus alcaldes y la imagen del blanquiazul se vino abajo.
El edil de Ecatepec, Agustín Hernández, cobraba más de 400 mil pesos mensuales; en Tultitlán, José Antonio Ríos se distraía de sus funciones como edil para filmar películas que él mismo producía; en Atizapán fue asesinada la regidora María de los Ángeles Tamés y se inculpó al alcalde, Juan Antonio Domínguez, preso durante años, pero recuperó su libertad al ser exonerado. La muerte de la funcionaria sigue impune.
En 2003, el PAN retrocedió debido a estos escándalos y el PRI regresó como la primera fuerza política.
Sin embargo, para 2005, el ex munícipe panista de Tlalnepantla, Rubén Mendoza Ayala, iniciaba la campaña electoral 20 puntos arriba de su contrincante priísta, Enrique Peña Nieto, un joven político de Atlacomulco que pocos conocían, pero que al pasar de los meses se convirtió en un fenómeno mediático, lo que le permitió ganar la gubernatura.
Mendoza Ayala cometió varios errores en su campaña a raíz de sus excesos; incluso dejó de asistir a actos proselitistas y todo eso le cobró factura y terminó perdiendo casi dos a uno frente al tricolor.
Para 2006, el PAN no pudo conservar el lugar de primera fuerza política en territorio estatal, a pesar de que Felipe Calderón resultó electo presidente ese año. Sólo ganó 21 municipios, pero perdió más de la mitad del corredor azul. Sólo mantuvo Naucalpan, Tlalnepantla e Izcalli y conservó Toluca, capital del estado.
En 2009, el blanquiazul cayó de nueva cuenta en las preferencias electorales y sólo obtuvo un millón de votos; la mitad de los que consiguió el PRI, lo que le alcanzó para gobernar 12 ayuntamientos, ninguno de ellos del llamado corredor azul.
La debacle
En 2011, cuando se disputó la gubernatura, el PAN sufrió una de sus peores derrotas, pues con varios comicios por arriba de un millón de votos, se desplomó a 598 mil. Postular de nuevo a Luis Felipe Bravo, 18 años después de su primer intento, fue un rotundo fracaso; sólo alcanzó 12 por ciento de los sufragios.
En 2012 y 2015 el PAN no tuvo avance alguno; sus porcentajes de votación rondaron entre 15 y 18 por ciento, y para 2017, cuando estuvo en juego de nueva cuenta la gubernatura, optaron por traer a una figura nacional sin arraigo en la entidad: Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial.
Su desconocimiento de la entidad se reflejó en campaña y en las urnas solo logró 682 mil votos, casi un millón menos que el PRI y Morena.
A partir de esa debacle, el panismo se reorganizó. Nuevos cuadros políticos se hicieron del control del partido y prácticamente anularon a todos los personajes que habían figurado en el estado.
Atrás quedaron las luchas contra el régimen que durante décadas encabezaron Astolfo Vicencio, Víctor Guerrero o Noé Aguilar.
También las épocas en que Francisco Gárate y Ulises Ramírez aprendieron a negociar y pactar con el PRI para mantener el control del partido y obtener canonjías. La hija del primero fue designada notaria y la esposa del segundo, magistrada.
Quienes asumieron el control del blanquiazul anularon la oposición interna. La triada que conforman Anuar Azar, Enrique Vargas y Víctor Hugo Sondón se hizo del control del consejo estatal y de la dirigencia del partido. Desde 2018 definen candidaturas y el rumbo estatal del partido.
El PAN pretende aportar unos 800 mil votos a la coalición y repetir la victoria de la coalición PRI-PAN-PRD en 2021, derrotando a Morena con mas de medio millón de votos.
El blanquiazul ha vuelto a gobernar Naucalpan, Atizapán, Metepec y Cuautitlán Izcalli, donde ganó con el apoyo del PRI. Lleva ocho años gobernando Huixquilucan, primero con Vargas, quien le heredó el poder a su esposa, Romina Contreras, y en el norte Chapa de Mota, Soyaniquilpan, Apaxco y Temascalapa, son sus bastiones.