ace unos días se presentó en los Estudios Churubusco, institución dirigida por el cineasta Erwin Neumaier, un proyecto muy interesante que, de resultar exitoso, puede ser un acierto para una parte significativa de la comunidad musical y cinematográfica de México. Se trata, básicamente, de poner el espacio de grabación de los estudios, la sala Silvestre Revueltas, a disposición de la comunidad de medios audiovisuales para la realización de todos los procesos necesarios para llegar a la obtención de un soundtrack completo y terminado. De interés primordial en este proyecto es el hecho de que los Estudios Churubusco tienen la intención de ofrecer servicios sonoros integrales para que los cineastas (y otros) que trabajen en sus instalaciones puedan realizar su proceso fílmico-musical desde cero. Esto implica, entre otras cosas, que la sala contará con la presencia de músicos residentes para realizar las labores necesarias, es decir, fundamentalmente compositores y ejecutantes. Aquí es donde entra la colaboración entre los Estudios Churubusco y Vórtice Ensamble.
Fundado por Felipe Pérez Santiago y Gerardo Aponte, Vórtice Ensamble (que puede convertirse fácilmente en Vórtice Orquesta) es un grupo de características flexibles en el que la dotación de instrumentistas y cantantes se conforma de manera específica para cada proyecto. Desde su fundación, Vórtice Ensamble se ha dedicado principalmente a la difusión y promoción de la música contemporánea, de manera particular, la de México.
Para la divulgación de este atractivo proyecto, Churubusco y Vórtice ofrecieron hace poco en la sala Silvestre Revueltas una sesión musical de muestra en la que, además, se habló un poco de las características de la sala, una de cuyas principales virtudes es, a decir de los músicos que la conocen, una acústica excepcional. Esto lo confirma Arón Bitrán, violinista del Cuarteto Latinoamericano, grupo que ha grabado ahí media docena de discos. Afirma Bitrán que el tamaño, distribución y acústica de ese recinto son excepcionales, y que de hecho esa es la sala de grabación favorita del cuarteto en la Ciudad de México.
Como es lógico esperar en una sesión musical de este tipo, el concierto presentado por Vórtice, bajo la dirección de Felipe Pérez Santiago, fue un muestrario de la flexibilidad del ensamble, para conocimiento de los asistentes y de quien se interese por explorar la sala para sus proyectos. Tan variadas fueron las dotaciones presentadas como la música elegida: un cuarteto de cuerdas, un quinteto vocal, un octeto mixto y, finalmente, la Vórtice Orquesta. Y vaya que el programa-muestrario resultó variado. Se estrenó la obra El colibrí zurdo del propio Pérez Santiago; sonó el octeto In memoriam de Gerardo Aponte, quien toca en el ensamble; apareció ahí un arreglo de un son jarocho, así como la pieza Fratres de Arvo Pärt. Y como era de esperarse dadas las circunstancias, Vórtice interpretó un buen número de fragmentos musicales de una sabrosa variedad de películas y series; entre las que recuerdo, Amalgama, La noche de los mayas, Réquiem por un sueño, Juego de tronos, Psicosis, El resplandor, El exorcista, Ojos bien cerrados, Nosotros los pobres, Cinema Paradiso, La misión, El bueno, el malo y el feo, Tiburón, Pulp Fiction, y algún filme de Pedro Almodóvar.
Dato de interés primordial: si bien esta sinergia entre Churubusco y Vórtice apunta principalmente a los servicios específicos de música para productos audiovisuales, Pérez Santiago enfatizó que también se contempla utilizar la sala Silvestre Revueltas para conciertos y proyectos especiales de difusión, así como para la grabación de música mexicana contemporánea de concierto, contribuyendo así al registro y memoria de la creación sonora de nuestro tiempo. Ojalá que esta iniciativa prospere porque es una buena idea en muchos sentidos el que se utilicen a plenitud instalaciones que no tienen todo el uso que pudieran tener, y que de paso generen recursos, sobre todo si se trata de ofrecer servicios fílmico-musicales integrales a una comunidad que sin duda preferiría esta propuesta en vez de recurrir a la Operación Bratislava o la Operación Macedonia. Los conocedores saben a qué me refiero. Es un buen plan, sin duda, grabar en Churubusco.