Esclavitud y trabajo infantil
uien de verdad quiera transformar a México en un país ética y culturalmente superior, quien en verdad tenga intenciones de combatir la pobreza y las desigualdades sociales, debe diseñar estrategias para mejorar la vida de la niñez. Es urgente contar con estrategias y presupuestos para abolir el trabajo infantil y asegurar que todo niño tenga acceso y permanencia escolar.
Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil
es el lema del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Su abolición es piedra angular en la aspiración de justicia social. De acuerdo con la ley, es un delito, y a la vez la educación gratuita, obligatoria y de calidad es un derecho inalienable de todos los infantes.
El término trabajo infantil
se puede definir como todo trabajo que priva al menor de su propia niñez, su potencial y su dignidad. En México tenemos una población de niños en esta situación, de 5 a 17 años, de 3 millones de menores en condiciones de explotación o esclavitud. En América Latina somos, después de Brasil, el país con mayor población de niños en esta circunstancia.
La explotación infantil, también llamada esclavitud infantil, es la utilización por parte de adultos de niños en trabajos normales o peligrosos para fines económicos, familiares o de otra índole que afectan su desarrollo y sus derechos. Los menores tienen que estar en la escuela. Hay una historia larga y muy dolorosa de explotación de niños en minas, máquinas y otros trabajos peligrosos y nocivos. En 2014, el fundador del Centro Internacional sobre trabajo infantil y educación, Kailash Satyarthi, recibió el Premio Nobel de la Paz, por su lucha contra este problema en India.
Aunque los niños no votan, los adultos debemos hacerlo por ellos y elegir gobernantes con la cultura para comprender la importancia de cuidar y de invertir en nuestra niñez: que tengan la voluntad para diseñar políticas efectivas de protección, garantía de derechos y desarrollo para los más vulnerables de la sociedad.
Necesitamos gobernantes auténticamente comprometidos con la infancia, porque suman cientos de miles de menores que en todas las ciudades del país viven en o de la calle, sin que ninguna autoridad o institución lo asuman ni se hagan cargo.