Morena: una riesgosa sucesión tersa
arece que las tareas de gobierno en la Ciudad de México han quedado perfectamente bien definidas: para la secretaria de Finanzas, Luz Elena González Escobar, los problemas de la administración y algunos muy relacionados con la política de la ciudad, y para Martí Batres, el apoyo a la campaña de Clarita Brugada para que se convierta en jefa de Gobierno, según pretenden.
La idea sigue, así se mira, una forma de conciliación, un acuerdo que busca no dañar, por ningún motivo, el futuro inmediato de nadie; es decir, ir a una sucesión tersa que encumbre a la alcaldesa de Iztapalapa, aunque se ponga en peligro la permanencia de Morena en el gobierno.
Desde algunos frentes de ese partido ya se han levantado varias voces con serias advertencias respecto de la muy obvia candidatura de Brugada, una de ellas, la menos grave, es que se alejarán de las urnas.
Si así fuera –en el mejor de los escenarios–, el fracaso de los morados sería terrible, aunque en fechas recientes nos hayan mostrado que no les importa cómo lleguen los votos, el asunto es ganar.
Las dosis de cinismo ingeridas les han otorgado un nivel muy peligroso de desinterés por lo que la gente piense o diga, así que el planteamiento es claro: si los ciudadanos no van a las urnas, ni modo, con los pocos que voten a favor del proyecto de López Obrador serán suficientes para obtener el triunfo.
La tesis no toma en cuenta a la oposición y el juego que de ella depende. Una mala candidata –en la CDMX toca mujer, dicen en Morena– alimentará las posibilidades de los grupos opositores.
Si hasta ahora existe un problema serio entre los partidos que piensan ir en un solo frente para definir quién los puede abanderar –PRI, PAN y PRD tienen sus propios candidatos por separado–, la debilidad de la candidatura de Morena podría unir sus intereses porque se abriría la posibilidad de triunfo.
Por otra parte, la indefinición de Movimiento Ciudadano esconde su verdadera postura. Si se cancela la opción de un hombre como candidato para la ciudad por Morena, MC podría poner en manos de Ricardo Monreal su fuerza electoral.
Desde luego que en una contienda como la que se avecina la tentación de evitar cualquier daño a la persona o al trabajo seguramente no es peccata minuta, pero de ahí a sacrificar el proyecto por la salud política podría ser un balazo en el pie.
Hasta ahora la oposición no ha dado de qué hablar. Doña Xóchitl, que se mete en todas, ya dijo que sí quiere, pero además no se ven perfiles sólidos para la contienda. Los panistas en general están muy cuestionados y en el PRI el silencio resulta hasta sospechoso; por ahí podría venir un perfil importante.
De todas formas, lo que haga Morena potenciará o golpeará las aspiraciones de la oposición que, cuando menos en el PRI, busca a alguien que dé batalla, aunque no lo acompañe ni el PAN ni eso que aún se llama PRD. Hay que estar pendientes.
De pasadita
¿De verdad no había nadie más? ¿Nadie más aceptó la responsabilidad? La pregunta nace del nombramiento que se hizo de Luisa María Alcalde a la Secretaría de Gobernación.
Sería imposible decir que fue por méritos en la labor porque le consta a todos la muy triste situación en la que deja a la Secretaría del Trabajo, donde pese a las muy buenas decisiones de la Presidencia a favor del sector laboral, como el aumento en los salarios, el disgusto por el pésimo manejo de las causas del trabajador y los intereses de los patrones son la constante.
Por eso, esta vez la designación parece una burla, una falta de respeto a la gente, a esos que votaron y creen en la 4T. Cuidado.