¿Cisma o ajustes en la alianza opositora?
l dilema en la oposición a partir de hoy es decidir qué van a hacer: seguir con el PRI de Alito o tomar de la mano a los personajes que renunciaron y olvidarse del priísmo.
Las opiniones están divididas porque el PRI de Alito mantiene buenas relaciones con los dos gobiernos que le quedan –Coahuila y Durango–, y con un grupo de legisladores que pesan en la estructura del partido.
Y es que el asunto de las renuncias al partido viene después de varios intentos por parte de los que caminan junto a Claudia Ruiz Massieu por desbancar a Alito, sin conseguirlo, así que, antes de que las cosas tomen otro derrotero, se van y con ello el grupo opositor al gobierno de la 4T pierde aún más fuerza.
Es más, esas renuncias, en este momento, hablan de la presión a la que se pretende someter a la alianza para que se deshaga del PRI y se concrete un bloque opositor más claro y con menos divisiones.
No obstante, hay quienes aseguran que los que renuncian al PRI no lo harán a la alianza, es decir, todo se trata de una estrategia para llamar la atención, para marear a la perdiz, dirían los clásicos.
En la renuncia se dio a conocer que los senadores que optaron por salir del PRI, y que adelantamos en la entrega de ayer, formarán una fundación que sin las siglas del PRI siga siendo tricolor; no dejarán la alianza, a la que seguirán pegados como otra parte del muégano. Dicho de otra manera: ¡que todo cambie, para que nada cambie!
Por otro lado, a los panistas les quitarán un peso de encima. Los candidatos, principalmente el que vaya por la Presidencia de la República, será azul, y el PRI será masticado y engullido por ese organismo, que sin prejuicio alguno reciben a los tricolores, de un lado y otro, en términos de hermandad.
También se piensa que una parte del priísmo se una, en términos reales, a Movimiento Ciudadano, cosa que aún no se ve clara, pero que puede suceder si se llega a los acuerdos que, según se dice, requieren los ex priístas.
Así que como les decíamos, ahora el PRI resulta ser la cuarta fuerza en el Senado, después de Morena, el PAN y MC, con sólo nueve senadores, suficientes para que Alito siga manipulando a su PRI.
Pero de todo esto sólo falta lo que diga la fuerza real de la oposición, es decir, el dinero, que ahora está en la chequera de Claudio X, que es quien habrá de decidir al candidato, y él sólo confía en los panistas, así que desde ahora se puede pronosticar que el PRI y sus ex quedarán al servicio de la fuerza de X.
De todas formas, ahí, en la oposición, no hay nada decidido, tal vez estén esperando que desde la izquierda se proponga alguna otra estrategia para que ellos la conviertan en maniobra y aseguren que es algo inédito.
Pero la indecisión no se trata de quién será el candidato a la Presidencia, eso ya está cocinado, sino de lo que va a pasar, porque si piensan que Alito se va a quedar con la ofensa, puede que se equivoquen y la reacción puede ser desastrosa para la alianza X.
De pasadita
El fracaso de la alcaldesa Sandra Cuevas en Cuauhtémoc nos hace pensar necesariamente en Ricardo Monreal y lo que sería su gobierno en la Ciudad de México.
Y es que cada vez son mayores los rumores que hablan de Ricardo Monreal para la candidatura de Morena al gobierno de la ciudad, y de Clarita Brugada como una perdedora leal.
El asunto es que la de Iztapalapa no ha crecido en cerca de un año de mediciones en las diferentes encuestadoras que se dieron a la tarea de contar la popularidad de los posibles candidatos.
La cosa se pone fea, y mientras en todo el país parece que los dados ya están echados, en la Ciudad de México la lucha promete ser encarnizada y muy peligrosa para Morena.