n la discusión sobre lo que deben hacer los bancos centrales cuando suben los precios de los bienes que típicamente compran los consumidores hay dos posiciones fundamentales: los que piensan que es importante calibrar los efectos negativos de la elevación de las tasas de interés sobre la inversión y el empleo y, en consecuencia, se preocupan por aspectos básicos para las personas, a los que se denomina palomas, y los que sostienen que la tarea fundamental de los bancos centrales es controlar la inflación, porque la elevación de precios afecta las demás variables económicas y, según ellos, afecta principalmente a los más pobres, a los que se denomina halcones.
La manera en que actuaron los bancos centrales desde enero de 2021 cundo inició la oleada inflacionaria es parte de la discusión entre palomas y halcones. Durante los tres primeros trimestres de 2021, los bancos centrales consideraron que el aumento de precios era un asunto temporal y que no ameritaba que se modificaran las decisiones monetarias que mantenían las tasa en niveles mínimos. Al persistir la inflación, la presión de los halcones aumentó y los bancos centrales reconocieron que se habían equivocado y decidieron elevar las tasas de interés.
Al modificar la política monetaria, los bancos centrales aceptaron la explicación de los halcones: el fenómeno inflacionario se debía a excesos de demanda que podían corregirse frenándola. Las palomas, dentro y fuera de los bancos centrales, demostraron que el origen de los movimientos de precios estaba en la interrupción de las cadenas de abastecimiento, derivadas de la contracción ocasionada por la pandemia. Se trataba de fenómenos en la oferta. En consecuencia, la elevación de las tasas de interés no corregiría la inflación.
La persistencia de la inflación consolidó la visión de los halcones: había que elevar las tasas significativamente, lo que ocurrió en unos casos llevándolas de 0.25 a 5 por ciento o, como en México, desde 4 a 11 por ciento. Esto afectó las decisiones de inversión. Los bancos centrales elevaron persistentemente sus tasas, pero los precios siguieron subiendo. Por fin, luego de más de 18 meses la inflación dejó de aumentar y luego empezó a disminuir.
En esta disminución de precios, no todos los bienes se redujeron de la misma manera. Importa diferenciar la manera en la que la inflación afecta distintos bienes: los agropecuarios y los energéticos varían considerablemente en el tiempo, mientras los demás son más estables. A la variación del precio de estos bienes se le conoce como inflación subyacente. En el reciente proceso de reducción de la inflación, la subyacente se redujo menos que la de los precios de los bienes más volátiles. Al evaluar esto, los halcones señalaron que era necesario seguir luchando contra la inflación, mientras las palomas señalaron que como los precios estaban creciendo menos era el momento de reducir las tasas de interés.
En esta discusión, desde el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), el banco central de los bancos centrales, que dirige el mexicano Agustín Carstens, se ha llamado a que los bancos centrales mantengan sus posiciones restrictivas y sigan aumentando las tasas de referencia. Para ellos, no es momento para impulsar el crecimiento económico expandiendo el gasto público. Los bancos centrales no deben confundir sus prioridades: su tarea es controlar la inflación.
Por supuesto, hay otra propuesta de política monetaria. Para las palomas debe hacerse exactamente lo contrario, los bancos centrales deben detener los incrementos a las tasas para evitar que las decisiones monetarias nos lleven a una recesión. Es el momento para relajar las posiciones monetarias, permitiendo que los gobiernos actúen con instrumentos fiscales para estimular la actividad económica y que los bancos centrales no combatan ese estímulo.
Este debate entre palomas y halcones es relevante para los bancos centrales. También lo es para determinar lo que deben hacer los gobiernos. Por ello el ejemplo de Estados Unidos es importante. La política económica del presidente Biden se fundamenta en la conveniencia de una política fiscal expansiva y que la política monetaria sea coherente con ella. O sea, el planteamiento de las palomas. Esta política económica ha permitido que la economía estadunidense siga creciendo y creando empleos. Los halcones, los republicanos destacadamente, claman por detener esta decisión y concentrarse en detener la inflación.
Trayendo a México este debate, parece que en la junta de gobierno del Banco de México prevalecen los halcones. Nadie propone reducir las tasas. Hay acuerdo en que habrá que mantenerlas en ese 11.25 por ciento por lo menos este año, pero probablemente algunos meses más. Sorprende que en esa junta de gobierno con mayoría de miembros nombrados por la 4T prevalezcan los guardianes de la ortodoxia. ¿No que ya desterramos el neoliberalismo?