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La deshumanización del inmigrante y guerra política en EU
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eshumanizar al votro es un paso previo a la violación de sus derechos humanos. La transformación de la experiencia del inmigrante en una estadística abstracta, en un acto criminal, en una excusa para manipular o dirimir conflictos políticos ajenos y extemporáneos, son formas de esa borradura de lo humano que conlleva violencia. Este es el caso actual de la población migrante, convertida en un comodín de las luchas políticas dentro del territorio de Estados Unidos.

Los hechos recientes ponen en evidencia una práctica sistémica en que los inmigrantes se convierten, sin saberlo, en instrumentos de propaganda y hostigamiento por líderes del Partido Republicano. Esta operación es meticulosamente orquestada y financiada, convirtiendo a una población vulnerable en fichas de un ajedrez profundamente cínico.

En junio pasado, por ejemplo, un avión procedente de Nuevo México aterrizó en Sacramento, con el fin de poner en marcha una coreografía deshumanizadora. En efecto, un autobús había sido incluso contratado para trasladar a los pasajeros recién llegados hasta la oficina de la diócesis de la ciudad, donde el chofer los abandonó inmediatamente, después de desembarcarlos. Ni los pasajeros, ni los encargados de la diócesis, sabían lo que ocurría. Secuestrados bajo engaño, allí fueron abandonados a su suerte como si se tratase de seres desechables. Esta es la triste realidad que enfrentan inmigrantes en EU, cuya humanidad resulta denegada.

Entrevistados por la prensa, estos inmigrantes, la gran mayoría venezolanos, declararon haber sido reclutados en Texas y trasladados a Nuevo México, para luego ser embarcados en un avión que los trasladaría a Sacramento. La persona que reclutó a los inmigrantes se asumía identidades falsas, haciéndose pasar por un funcionario del gobierno de Florida y, en otra ocasión, como ex agente de la inteligencia militar estadunidense. Un teatro perverso (manipular a quienes huyen de la precariedad y la violencia) y criminal (usurpar la identidad de funcionarios públicos) desdibujan la ordalía de hombres, mujeres y niños, con el único propósito de hostigar al enemigo interno en contiendas electorales estadunidense.

María, venezolana que caminó más de 4 mil 500 kilómetros para llegar a Estados Unidos, contó que, en El Paso les habían prometido trabajo y asesoría legal para regularizar su estatus migratorio al llegar a Sacramento. La historia se repitió una semana después, cuando un autobús procedente de Texas trasladó a 42 inmigrantes hasta Los Ángeles. Este grupo había solicitado asilo y terminó siendo trasladado bajo engaño adonde su presencia sería simplemente instrumento de asedio dentro de un juego político totalmente ajeno a esta población migrante. En ambos casos, si no hubiese sido por la compasión de los grupos comunitarios, estas personas habrían terminado en las calles de la ciudad.

La práctica perversa de manipular a los inmigrantes de esta forma se inició en 2022, cuando Ron DeSantis, gobernador republicano de Florida y actual candidato presidencial, utilizó fondos estatales para reclutar inmigrantes en San Antonio, Texas, en su mayoría venezolanos, para enviarlos a Martha’s Vineyard, lujosa comunidad y sitio turístico en Massachusetts. El presupuesto del estado de Florida de 2022 consignaba 12 millones de dólares para responder a la emergencia del covid y DeSantis dispuso de estos fondos para facilitar la expulsión de inmigrantes indocumentados, enviándolos a un lugar del país gobernado por sus adversarios políticos.

Tras Massachusetts, Nueva York se convirtió en el próximo destino al que fueron enviados inmigrantes. Según el alcalde de Nueva York, más de 60 mil inmigrantes han llegado desde Florida y Texas. El propósito de estas operaciones es hacer colapsar los servicios públicos en estas ciudades y así provocar una reacción antinmigrante entre los estadunidenses. Léase nuevamente: secuestrar bajo a engaño a decenas de miles de personas en situación de vulnerabilidad, para luego trasladarlas a territorios gobernados por un oponente político, con el fin de hacer colapsar los servicios públicos.

Las acciones en Nueva York, Sacramento y Los Ángeles son el último capítulo en una malévola política promovida y financiada por los gobernadores republicanos Greg Abbott, de Texas, y Ron DeSantis, de Florida. Ambos se representan como líderes de una guerra cultural que propone rescatar los supuestos valores tradicionales de EU. Sus acciones son una extensión lógica del eslogan del ex presidente Donald Trump, que proponía Make America Great Again (Hacer a América grande otra vez). Pero, ¿qué valores encarnan estas acciones? ¿Qué grandeza supone la deshumanización de otros con el propósito de ganar rédito político y destruir un adversario?

(Versión completa en: https://bit.ly/3PYKJjG)

* @mtinkersalas. Estudios Latinoamericanos, Pomona College

** http://www.luisdunogottberg.com/. Departamento de Literatura y Cultura Clásica y Moderna, Universidad de Rice