l proyecto de la Cuarta Transformación, partido y gobierno, ¿por qué carecen de una política ambiental, o al menos de un posicionamiento respecto de lo que amplios sectores sociales e innumerables gobiernos se han manifestado? La preocupación por la emergencia planetaria aumenta cada día conforme los datos provenientes de observatorios ciudadanos y plataformas científicas hacen públicos sus reportes (https://rb.gy/l9wnu). Invitado a participar en el Foro Ambiental que Morena organizó el pasado 5 de agosto sobre el Plan de gobierno 2024-2030, decidí examinar esa situación mediante un análisis de la 4T como ideología y la ecología política como el nuevo campo de la ciencia que ofrece un panorama lo más objetivo posible de la realidad contemporánea. La ecología política combina el pensamiento complejo con el pensamiento crítico, y adopta una mirada holística o transdisciplinaria y social y ambientalmente comprometida.
¿Qué tanto la ideología de la 4T ha obnubilado u opacado el tema ambiental? Tras casi cinco años, el proyecto de la 4T ha sido errático en la atención a los problemas ambientales, con avances, logros, fracasos y errores. Los avances en agroecología han sido extraordinarios con casi medio millón de pequeños productores campesinos transitando hacia ese modelo (455 mil en Sembrando Vida, 35 mil en Agricultura para el Bienestar, más el programa Pies Ágiles del Conhacyt), además del establecimiento de nuevas áreas naturales protegidas (San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Ciudad de México, Quintana Roo), la defensa del maíz y la alimentación (dos decretos y un etiquetado), nuevas carreras en la Universidad Benito Juárez, y la promulgación de una nueva Ley Minera. Pero ha fallado en el tema crucial del agua (que requiere urgentemente de una nueva ley), la transición energética brilla por su ausencia, el fracking continúa, la deforestación no se detiene, falta el cuidado de costas y mares, y la tremenda contaminación industrial de los principales ríos del país, los infiernos ambientales
enferman a miles. Y mientras esto sucede, México fue el país del mundo con más ambientalistas asesinados en 2021: 54 defensores (40 por ciento de pueblos indígenas) fueron ultimados (Global Witness Report 2022: https://acortar.link/7jbd4c), una tragedia inexplicablemente ignorada por los reflectores oficiales.
¿Qué ofrece la ecología política? Seis sencillos pero contundentes principios: I) que la naturaleza no puede ser pensada sin la sociedad y la sociedad no puede ser pensada sin la naturaleza; II) que se debe adoptar una mirada de especie o de humanidad; III) que vivimos una época única, sin precedente en la historia humana; IV) que deben considerarse todas las escalas desde lo individual y local hasta lo regional, nacional y planetario; V) que una minoría explota tanto el trabajo de la naturaleza como el trabajo humano, y VI) que vivimos una crisis múltiple que es una crisis de la civilización moderna (fin de época). Hoy está científicamente demostrado que vivimos la época de mayor desigualdad social y de mayor desequilibrio ecológico de la historia, es decir, que la injusticia social y la injusticia ambiental se encuentran en su máxima expresión.
Todo historiador sensato sabe que las grandes transformaciones políticas van declinando cuando el aparato va desplazando a la utopía, el pensamiento único va derrotando al pensamiento crítico, y el pragmatismo hace perder la brújula. Una cosa es ser movimiento o partido de oposición y otra gobernar. Un gobierno progresista no es sólo el que detiene y regula al capital (el poder económico) y empodera a la sociedad civil (el poder social), sino aquel que gobierna en alianza con los académicos y las comunidades científicas más avanzadas. Esto es especialmente cierto hoy que vivimos un mundo en crisis con fenómenos sorpresivos e impredecibles.
En su segunda etapa, 2024-30, la 4T debe examinar y en su caso corregir lo que sea necesario. Por ello considero que debe: I) reconocer la doble explotación ambiental y social, por lo que la frase debe ser Primero los pobres y la naturaleza
; II) ir más allá de la estrecha cápsula nacionalista
e inscribir la política gubernamental en el contexto de la emergencia planetaria global; III) dejar la clásica disyuntiva de izquierda y derecha
y adoptar el dilema entre proyectos de vida y proyectos de muerte
, lo cual implica apoyo total a las múltiples iniciativas y resistencias ciudadanas; IV) ubicar la historia de México
(200 años) en la historia de la especie humana
con énfasis en Mesoamérica (7 mil años), es decir, con el México profundo
. Y en fin que ciertamente, la 4T debe corregir y afinar, pero sobre todo debe extender y radicalizar (es decir, profundizar) diversos aspectos y le falta muchísimo camino por recorrer, pero lo hasta ahora andado es irreversible
(Pedro Miguel, La Jornada, 11/8/23).