Editorial
El cierre de muchas tiendas del ISSSTE ha dejado inmuebles vacíos. Deben destinarse a atender el derecho general de acceso a bienes de consumo básico. Millones de personas confían en que el gobierno federal nuevamente los atienda con la misma posibilidad de encontrar la canasta básica y otros bienes a precios reales. Ante la voracidad comercial, generaciones de mexicanos tuvieron en esas tiendas la mejor oportunidad de vivir dignamente. Los desfalcos que orillaron al cierre de tal oferta única deben preverse con nuevos esquemas comerciales y laborales. Sería una gran herencia transexenal.
Editor Ricardo Guzmán Wolffer