Reconocida oficialmente como deporte por el Comité Paralímpico Internacional (IPC, por sus siglas en inglés), la danza deportiva sobre silla de ruedas es una disciplina que también posee una vertiente competitiva a escala artística.

Se trata de un deporte con normas y reglamentación, que se practica en más de 20 países. Los bailes incluidos constan de dos tipos: los bailes latinos, como chachachá, rumba, bolero, samba, pasodoble, y bailes de salón, como vals, tango y foxtrot.

El baile se puede realizar de manera individual o en pareja, cuando ambos practicantes usan silla de ruedas o cuando uno de ellos es un bailarín convencional y baila de pie.

De acuerdo con la coreógrafa y bailarina María del Carmen Legaspi Torres, las agrupaciones de danza que integran a personas con alguna discapacidad generalmente se forman por una iniciativa independiente, por lo que una de las cuestiones a las que se enfrentan es a la falta de apoyos económicos. Son colectivos formados por la voluntad de los interesados y sus familiares, con la finalidad de potenciar sus particulares habilidades, explicó la creadora escénica. 

Para Legaspi Torres, quien encabeza la Asociación Mexicana de la Danza Terapéutica y participa como juez, entrenadora y directora técnica del Comité Paralímpico Internacional en la rama de danza deportiva sobre silla de ruedas, además de la falta de apoyo económico, hay también un desconocimiento y falta de difusión para generar un público que se interese en apreciar espectáculos de danza inclusiva profesional y no se vea como que nada más vamos a ver a personas con discapacidad.

Como danzaterapeuta, opina que la cuestión no sólo es agruparse, sino también profesionalmente plantearse objetivos, “el porqué nos juntamos, para qué lo hacemos, qué mensaje queremos proyectar…para que el público se interese en nuestro trabajo, el cual implica un gran esfuerzo e involucra a muchas personas, porque se abarcan ámbitos culturales, sociales y familiares”.

Según Legaspi Torres, el arte es una herramienta que permite a las personas con discapacidad entrar en contacto con sus emociones y habilidades desde una perspectiva no ortodoxa; en particular la danza, que tiene una conexión directa con el cuerpo.

Factor familiar, clave

La especialista agregó: la familia tiene que comprender y ser la primera en darse cuenta de que a una persona con discapacidad hay que involucrarla en actividades artísticas, ya que, lamentablemente, aún no existen escuelas profesionales de inclusión, donde haya espacios para ellos.

De ahí la importancia de que una persona con discapacidad caiga en buenas manos, con un buen maestro o danzaterapeuta capaz y capacitado que tenga las herramientas y metodología adecuada. Todo ello se tiene que complementar con apoyo económico y con programas oficiales eficientes, los cuales han sido muy limitados.

Respecto de la danza deportiva sobre silla de ruedas y como pionera de esa disciplina, además de dar capacitación a danzaterapeutas en Brasil, Estados Unidos, Taiwán y Hong Kong, entre otros países, Legaspi consideró que en el ámbito cultural, las personas con discapacidad que hacen danza o teatro muchas veces no tienen buena retribución económica, que represente para ellos un decoroso sustento económico que les permita dedicarse mayor tiempo a esa actividad artística profesional, sin contar, por ejemplo, con los ensayos o el vestuario. Aunque las hay, son pocas las compañías que logran sostenerse.

Mientras, en el ámbito deportivo se encuentra cierta ventaja, pues de manera individual pueden tramitar becas, un auspicio privado u oficial, lo que difícilmente se logra de manera individual en el ámbito cultural.

México, explicó, “ha evolucionado mucho en las recientes décadas. En esa disciplina deportiva tenemos campeones internacionales. Desde agosto se está preparando un equipo para competir en Tokio; México tiene buen nivel. Aunque también estamos esperando que salga el recurso de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).

El año pasado tuve que prestarle a la Conade, por decirlo de alguna manera, para que los chicos fueran a Eslovaquia, y el recurso salió ya que estábamos allá.

Actualmente, la danza deportiva sobre silla de ruedas es reconocida por varias federaciones internacionales. Se ha visualizado, pero no se ha podido incluir la danza deportiva para personas con discapacidad intelectual y visual, porque eso es un poco más complejo, concluyó.