Madrid. A fin de atacar los orígenes de la desigualdad estructural, la pobreza y la falta de oportunidades en América Latina y el Caribe es vital afrontar uno de los desafíos actuales más importantes, que es la preservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, según el informe que presentó en Madrid el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

Sin conservar la biodiversidad el proceso de desarrollo económico se trunca, según concluyeron en el informe, que aporta una batería de datos sobre la evolución de este fenómeno en las últimas décadas.

El CAF aspira a convertirse en un banco verde, explicó su presidente ejecutivo, Sergio Díaz-Granados. Reconoció que el futuro de la economía verde en el mundo pasará por América Latina y el Caribe, porque es donde se ubican la mayor parte de las reservas medioambientales del planeta, pero también donde persiste una gran vulnerabilidad ambiental, social y económica ante el aumento del cambio climático.

Si bien los efectos del calentamiento global se sienten en todo el mundo, son evidentes en la región, que sólo produce 11 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo con el uso de la tierra, esto es, que la mayoría de sus actividades contaminantes son por labores de agricultura o suelo.

Según el Reporte de Economía y Desarrollo del CAF, presentado en la sede central del IE University en Madrid, los eventos climáticos extremos más frecuentes en América Latina y el Caribe son las inundaciones y los ciclones tropicales y éstos, junto con las sequías, son los que afectan a más poblaciones cada año. Además, 60 por ciento de las ciudades de esa región tuvieron olas de calor entre 2011 y 2020, y 28 por ciento de éstas fueron extremas.

Una de las principales conclusiones del informe es que todos estos fenómenos, además del daño irreparable que hace al ambiente, también provocan una ruptura o colapso de los sistemas económicos y de producción, incluso de la productividad laboral de las personas.

El informe propone que se desarrollen prácticas de agricultura sostenible, soluciones basadas en la naturaleza, inversiones en infraestructura de adaptación, políticas para el manejo de riesgo de desastres, políticas para regenerar y preservar los ecosistemas, y promoción de las fuentes renovables de energía, además de que los mercados de créditos de carbono son una herramienta para financiar la conservación y regeneración de los ecosistemas de la región con alto potencial.

América Latina y el Caribe puede aportar soluciones globales al desafío del cambio climático, por su rica biodiversidad, su gran cantidad de recursos y a la riqueza de sus ecosistemas naturales. Este informe es un gran aporte para que los gobiernos de la región diseñen políticas públicas de primer nivel, basadas en diagnósticos de calidad que aportan datos y análisis necesarios para comprender el problema íntegramente, explicó Díaz-Granados.

Apeló a los países más ricos para fomentar esas actividades con créditos accesibles para los países en vías de desarrollo y que accedan a la tecnología para mantenerlos. De ahí la importancia de la reunión, el próximo viernes, en Santiago de Compostela, donde se reunirán ministros de finanzas de la UE y emisarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.