a iniciado, de manera formal, como manda la legislación, el proceso de renovación de la Presidencia de la República y las dos cámaras del Poder Legislativo federal, Senado y Diputados. También están por iniciar varios procesos estatales, con vista a las elecciones concurrentes de junio próximo, lo que califica a 2024 como año eminentemente político.
El 2 de junio se elegirán más de 20 mil cargos de elección popular, entre ellos 128 senadores, 500 diputados federales; se renovarán nueve gubernaturas, incluida la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, así como integrantes de 31 congresos locales y mil 580 ayuntamientos. Una revisión y oxigenación intensiva, casi total, del engranaje institucional que sostiene al edificio de la República.
Sin negar importancia a las demás contiendas, que analizaremos con posterioridad, la atención de la opinión pública está centrada en la renovación del Poder Ejecutivo. La Presidencia de la República sigue siendo el pilar principal del sistema político, tal como lo dibujó el clásico liberal don Daniel Cosío Villegas en sus análisis, ensayos y libros icónicos.
Hay ya dos candidaturas definidas, sólo en espera de formalización legal, Claudia Sheinbaum, de Morena, y Xóchitl Gálvez, del Frente Amplio por México, y una tercera en proceso de construcción, la de Movimiento Ciudadano. Nunca la renovación del Ejecutivo había tenido con esta antelación los principales rostros definidos, ni habían sido dos mujeres.
En el caso de Morena y sus aliados, PT y PVEM, emergió como triunfadora del proceso de levantamiento de encuestas la figura que ya venían perfilando la mayoría de estudios de opinión. Fue un resultado aceptado por la mayoría de los participantes. El proceso de conjunción y cohesión de fuerzas, como han dado cuenta los medios, está en marcha.
Como toda candidatura emanada de un partido gobernante en cualquier lugar del mundo, tiene como activo fundamental las acciones del predecesor, como la reanudación del crecimiento económico y la reducción porcentual de la pobreza, y tiene como pasivo lo que falte, como el desafiante y transexenal tema de la seguridad; más el reto de un mensaje sólido hacia el futuro, en la nueva etapa política. Que atienda las crecientes demandas de una sociedad cada vez más abierta y escolarizada, sobre todo tratándose de las nuevas generaciones.
En el FAM también surgió quien había destacado en los estudios de opinión las últimas semanas. Sólo extrañó a un sector de analistas el que el proceso no llegara a su última etapa, la elección primaria directa, territorial, que hubiera dado mayor legitimidad y fortaleza al proceso. Fue un destape apresurado, desde su perspectiva.
En cualquier caso, se trata de una candidatura posicionada, avalada por los tres partidos que integran el frente, el PAN, a cuyo grupo legislativo pertenece, el PRI y el PRD; también por un sector de la sociedad civil encabezado por el empresario Claudio X. González. Es una candidatura híbrida, cuyo potencial de crecimiento está en función de la capacidad que tenga, en los recorridos nacionales, para comunicar una propuesta que llegue a los electores, en sus necesidades concretas más apremiantes.
En Movimiento Ciudadano, la dirigencia que encabeza Dante Delgado ha insistido, y se ha mantenido en su postura de los últimos años, de presentar una candidatura propia, es decir, no adherirse a ningún bloque que ya tienen candidata. Ni sumarse a la coalición gobernante, ni ser refuerzo del conglomerado de fuerzas que antes, en distintas etapas, gobernaron.
Se infiere de su postura que quiere erigirse, sin renunciar al ideal de ser mayoría, en una tercera fuerza política significativa en la toma de decisiones del futuro Congreso federal, en sus dos cámaras, a la manera de un partido bisagra, como se les denomina en los parlamentos europeos: ser el fiel de la balanza entre los dos bloques mayoritarios cuando se aprueben leyes de alta controversia, o reformas constitucionales.
Se trata de tres proyectos de nación en el espectro ideológico, proyectos que las tres candidaturas habrán de nutrir, paulatinamente, de propuestas específicas y puntuales de gobierno, en materia económico-social; en seguridad pública; en educación, ciencia y tecnología, y en una oferta cultural, que considere, de manera primordial, la visión de los pueblos originarios.
Importa por ahora que los mexicanos cuentan con una democracia política plena, con libertad de elección, con certeza en la emisión del voto, con ofertas políticas diferenciadas que se irán decantando, en torno a tres proyectos de nación, cuyos perfiles tendrán que ser puntualizados durante la campaña. Fortalecer la democracia participativa y el sistema de partidos es una manera de consolidar la soberanía de México, a propósito del 213 aniversario del inicio del movimiento de Independencia.
* Presidente de la Fundación Colosio