Atendiendo la convocatoria del presidente Andrés Manuel López Obrador, sus homólogos de Colombia, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela expusieron su visión sobre la crisis migratoria que vive la región, resumida en la pobreza económica y en el peso de las políticas dictadas desde Washington como elementos centrales de las inéditas cifras del éxodo hacia el norte.

En los diálogos de los mandatarios se pudo escuchar la voz desesperada del primer ministro de Haití (uno de los mayores expulsores), Ariel Henry, quien pidió una misión multinacional de apoyo a su país para acompañar la lucha contra los grupos criminales y la inseguridad.

En un video difundido ayer por el gobierno mexicano con todo el debate que tuvieron líderes y cancilleres de 11 naciones latinoamericanas durante el Encuentro de Palenque: Por una vecindad fraterna y con bienestar, realizado el domingo en dicha localidad.

Correspondió al anfitrión abrir los trabajos; después se dio la voz al colombiano Gustavo Petro, a la hondureña Xiomara Castro, al cubano Miguel Díaz-Canel, al venezolano Nicolás Maduro y al haitiano Ariel Henry. Participaron además representantes de las misiones de Belice, Costa Rica, El Salvador y Panamá y del gobierno electo de Guatemala.

Petro consideró que la política del norte es racista y rechaza al migrante; no acepta a quienes no son consumidores ni arios, por lo que auguró que si el sur global no alza la voz, en el futuro inmediato el trato a la migración será el mismo que hoy se da al pueblo palestino.

“No los van a invitar, no les van a permitir la entrada, ametrallarán y usarán campos de concentración (…) Las causas de la migración son claras: indudablemente la pobreza es la principal, (pero) los bloqueos políticos (también). El pueblo palestino es un pueblo bloqueado, aquí hay un pueblo venezolano bloqueado, un pueblo cubano bloqueado. Hay bloqueos no políticos, pero de facto, Haití es un pueblo bloqueado”. Ante eso propuso crear una alianza para el progreso entre América Latina y Estados Unidos, para dialogar de tú a tú sobre estos tópicos.

López Obrador planteó a su vez que es fundamental que América Latina y el Caribe sumen esfuerzos para atender el fenómeno migratorio, pues no se pude esperar a que Washington tome iniciativas de fondo.

Al igual que el resto de los mandatarios, reconoció que la causa de la migración forzada está en la pobreza y la falta de oportunidades en las naciones de origen; sin embargo, un factor central en las inéditas cifras recientes son las políticas de bloqueo de la Casa Blanca contra naciones de la región, cuyo propósito es encauzar la rebelión en esos países contra los gobiernos legal, legítimamente constituidos.

Díaz-Canel señaló que Washington mantiene la Ley de Ajuste Cubano, según la cual todo originario de ese país que desde el 1º de enero de 1959 ingrese a suelo estadunidense puede obtener la residencia permanente al cabo de un año. Así, Estados Unidos considera exiliados políticos a los cubanos, que escapan del comunismo, “mientras del resto del mundo ‘emigran’”, aseveró.

En esa línea, lanzó un reto a Estados Unidos y a Europa: poner en vigor una Ley de Ajuste Latinoamericano, Asiático o Africano. Aunque estimó que la respuesta sería obvia (negativa), y ejemplo de ello es el gigantesco muro en la frontera con México, que causa miles de muertes año tras año.

Xiomara Castro se sumó a esa exigencia: No aceptamos las medidas unilaterales, bloqueos y sanciones contra nuestra economía y nuestros países. Y en ese tenor incluyó el bloqueo contra la población de Gaza. Responsabilizó a la “narcodictadura” de Juan Orlando Hernández en Honduras (que contó con apoyo internacional) por la agudización de la pobreza, la corrupción y el aumento de las privatizaciones, lo que catapultó la migración en esa nación.

Nicolás Maduro acusó que la migración es un gran tema político usado por los sectores de ultraderecha de Venezuela y Estados Unidos para conducir el flujo hacia ciudades gobernadas por los demócratas.

Confirmó que tras seis rondas de negociación con Washington y parte de la oposición venezolana, se alcanzó un acuerdo político que se encamina al levantamiento de las 930 sanciones criminales.

Henry concluyó que se invierte más en guerra que en la reducción de la pobreza, por lo que convocó a las naciones poderosas a revertir ese hecho y si los recursos fluyen para el conflicto bélico, debemos declarar la guerra a la pobreza.