El trabajo que la sicolingüista Emilia Ferreiro (1937-2023) desarrolló sobre el proceso de alfabetización de los niños de prescolar fue tan importante que las prácticas y creencias tradicionales sobre los procesos de aprendizaje de las infancias se transformaron y evolucionaron en América Latina.

De acuerdo con la también reconocida investigadora, la doctora Judith Rachel Kalman Landman de Buen, quien fue alumna de Ferreiro, Emilia cuestionó en su momento la creencia de que aprender a leer y escribir es un proceso mecánico, que se agotaba con el trazo de letras y la asignación de sonidos a esas letras, proceso que se aplicaba casi de manera automática o mecánica, por decirlo de alguna manera, y sobre el que los maestros no habían indagado ni reflexionado.

Esa forma de aprender a leer y escribir, para Ferreiro, era la lógica de las personas mayores que ya saben hacerlo, pero no es la misma lógica para los niños que aún no se apropian de la lectura y la escritura, toda vez que no se trata de una transcripción de la lengua oral, sino de un sistema de representación.

La maestra Kalman continuó: cuando se trata de un sistema de representación, la pregunta es: qué se representa y qué no se representa. De ahí que la lógica de los adultos alfabetizados y la de los niños pequeños que aún no aprenden a leer y escribir no es la misma.

Para Ferreiro, que a una letra le corresponde un sonido y viceversa no era un punto de partida, sino un punto de llegada, y que para llegar ahí, hay todo un proceso de construcción de conocimiento.

Retomando a Piaget

Kalman, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, refiere que la gran aportación de la doctora Ferreiro, utilizando la teoría del epistemólogo suizo Jean Piaget, sobre la sicogénesis, “fue lograr, de manera original, descubrir el proceso conceptual alfabético de los niños, ese proceso de construcción de conocimiento que implica entender cómo funciona su escritura.

Eso cambió completamente la mirada sobre el proceso de alfabetización, destacó Kalman. Ferreiro tiene explicaciones muy claras sobre por qué en las escrituras de los chicos de prescolar, aparentemente, faltan letras o por qué usan unas grafías que son una especie de seudoletras, por ejemplo.

Como sicolingüista, el conocimiento que Emilia proporcionó a los maestros fue muy poderoso para ellos, pues de cierta manera los tranquiliza saber que un niño, cuando escribe una palabra, y a lo mejor falta una vocal o una consonante, no es porque se haya equivoca-do o porque no haya puesto atención o se piense es términos de correcto o incorrecto, sino porque es una manifestación del conocimiento propio que el niño tiene hacia el principio alfabético, explicó Kalman.

Más que una propuesta didáctica

Es muy importante destacar que Ferreiro siempre decía que ella no hacía una propuesta didáctica ni pedagógica. Emilia produjo un poderoso conocimiento científico sobre la construcción y el proceso de alfabetización, que ayuda a los maestros a entender e interpretar el proceso de escritura y lectura de los niños, y así distinguir dónde se les puede apoyar para avanzar. 

Para la doctora Kalman, quien fue distinguida en 2002 con el Premio Internacional de Investigación sobre la Alfabetización, que otorga la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y es integrante de la Academia Mexicana de Ciencias desde 2004, es fundamental entender que dicho proceso de construcción de conocimiento sea paulatino; no se pasa de analfabetos a alfabetizados en un paso sin nada en medio, que es precisamente lo que descubrió Ferreiro.

Gracias a su trabajo, por ejemplo, durante mucho tiempo se reprobaba a muchos niños cuando tenían que pasar de primero a segundo de primaria, porque se decía que no sabían leer ni escribir bien; entonces, en vez de reprobarlos a la primera, se pasaba al segundo año al grupo completo con la misma maestra, para continuar con el aprendizaje.

Ferreiro trabajó también sobre estructuras narrativas y puntuación, además de las prácticas de lectura de los pequeños, porque hay una diferencia entre las prácticas de lectura de comprensión y las de interpretación; entonces, cuando un chico entra a la primaria, no sólo es un problema de sonorizar palabras, concluyó Rachel Kalman.