a buena, sólo para los barones financieros, es que de enero a septiembre del presente año los bancos que operan en México obtuvieron utilidades netas por más de 205 mil millones de pesos, monto histórico, y van por más; la pésima, para los usuarios de esas instituciones, es que esas voluminosas cuan crecientes ganancias limpias de polvo y paja salen directamente de sus bolsillos, especialmente por las crecientes tasas de interés (agio institucionalizado) que les cobran.

Para dar una idea de qué se trata, en el primer año del presente siglo esa misma banca obtuvo utilidades netas ligeramente superiores a 12 mil millones de pesos, es decir, un monto representativo de apenas 6 por ciento de sus ganancias netas en los primeros nueve meses de 2023. De hecho, esos 205 mil millones en el citado periodo de 2023 resultan menores a las utilidades que la banca se embolsó en todo el sexenio de Vicente Fox, uno de los gobiernos que más apapachó a los banqueros y les permitió cualquier cantidad de excesos.

La Jornada (Julio Gutiérrez) nos ilustra, como siempre: “Las tasas de interés siguen en niveles históricos, lo que ha generado beneficios para las instituciones de crédito, pues crecen los ingresos por intereses cobrados a los deudores. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al cierre del tercer trimestre de 2023 el margen financiero –diferencia entre los intereses cobrados a los deudores y los pagados a los ahorradores– fue de 560 mil millones de pesos, 19.8 por ciento más que los 467 mil 337 millones reportados a septiembre de 2022. Los ingresos que obtuvieron los bancos por el cobro de intereses, que incluyen las comisiones y tarifas netas y las cobradas por otorgar financiamiento, entre otros, sumaron un billón 184 mil 704 millones de pesos, cantidad 43.8 por ciento por encima de enero-septiembre de 2022. A su vez, los gastos por intereses llegaron a 624 mil 703 millones, 75.3 por ciento más que en los primeros nueve meses de 2022”.

Lo anterior se traduce en un solo hecho: por medio de sus tarjetas de crédito, los bancos se han convertido en las modernas tiendas de raya que asfixian financieramente a la mayoría de los usuarios hasta reventarlos. Y para rematarlos, es preciso recordar que fue en el gobierno de Ernesto Zedillo (1998) cuando la nueva (por decisión del propio Zedillo, el mismo del Fobaproa) Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) legalizó el anatocismo en el país, es decir, el cobro de intereses sobre intereses y su capitalización, de tal suerte que millones de mexicanos fueron condenados a ser eternamente deudores y a los banqueros eternamente acreedores.

Por aquellos ayeres, el siempre sensible, socialmente, hablando, Consejo Coordinador Empresarial no sólo celebró con bombo y platillo la resolución de la SCJN, sino que invitó a los deudores a enfrentar los pasivos y olvidarse de las protestas, porque ese fallo no representa dar la razón a los banqueros, sino un avance en la consolidación del sistema financiero del país; nadie puede sostener (decían) que la SCJN actuó o esté a favor de los banqueros; lo único que busca es proteger el dinero de los ahorradores. El chiste se cuenta solo.

A los bancos les cuesta, en promedio, algo así como 8.53 centavos captar cada peso de sus usuarios, pero por intereses a los tarjetahabientes les cobran entre siete y 14 veces más, sin olvidar el anatocismo, y la mayoría de los usuarios no son totaleros, es decir, no saldan de una vez lo que con el dinero plástico adquirieron, de tal suerte que los intereses galopantes, más las comisiones, se comen su poder adquisitivo.

Si la memoria no falla, cuando menos en los últimos cuatro sexenios algunas instituciones financieras del gobierno federal tímidamente exhortaron (con más ganas de acallar críticas que de evitar el robo en despoblado) a la banca para que revisara su nivel de tasas y el cobro de comisiones. No lograron absolutamente nada y los deudores no dejan de llenar las alforjas de los barones financieros.

Las rebanadas del pastel

En cuestión de minutos, Estados Unidos y la Unión Europea sancionaron a Rusia por invadir a Ucrania; en Gaza, tras un mes de masacre, nadie osa molestar al gobierno genocida de Israel. Por el contrario, todos a su disposición, con armamento y financiamiento por delante. Una vergüenza. Lo dice el inoperante secretario general de la ONU, Antonio Guterres: Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niños, pero todos voltean a otra parte.

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