Sheinbaum refrena a Ebrard // Soberbia y magnificación // No hay segunda fuerza
// ¿Sanciones? Pocas y después
agnificó a su conveniencia los términos de una resolución negociada de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena y propaló en varias entrevistas en medios electrónicos una interpretación tramposa, a título personal, de un entendimiento
en privado que habría tenido con Claudia Sheinbaum.
Pero ayer la candidata presidencial de Morena le puso un primer freno, cuando Marcelo Ebrard ya se asumía como la segunda fuerza
dentro de Morena, a la que deberían otorgarse cuotas proporcionales de candidaturas a las cámaras legislativas, nombramientos en órganos de dirección y espacio tolerado para críticas e impugnaciones a título grupal.
Con tal estandarte de presunto guerrero victorioso, Ebrard concurrió a entrevistas diversas para relatar que había parlamentado en igualdad de circunstancias con la coordinadora para la defensa de la 4T y, debido a esa negociación, según la versión a modo, le habrían reconocido el mando de su ejército político personal y la asignación de premios facciosos por futuros favores en campaña.
Pero ayer mismo, en una transmisión por Internet, Sheinbaum (también Mario Delgado, por su parte, aunque su papel en esta historia es de explícito relegamiento) frenó a la autodenominada segunda fuerza
al interior de Morena, precisó que por estatuto partidista y experiencia política no puede haber grupismo, corrientes o fuerzas alternas y, en una parte de la alocución, no necesariamente referida a Ebrard (¿o sí?), la científica soltó: la soberbia es mala consejera, hay que tener humildad
.
Soberbia sí mantuvo el ex canciller pues, a pesar de haber dialogado y presuntamente negociado semanas atrás con Sheinbaum (esa señora
a la que había asegurado no se sometería, la misma a la que intentó descarrilar al exigir reposición del proceso interno de Morena), hasta ayer se negaba a reconocerla plenamente victoriosa, en un regateo de palabras que en cierto momento le llevó a aceptar que sí
reconocía el triunfo de la ex jefa de gobierno, pero sin mayor abundancia, como quien se reserva cierto margen por si más adelante es menester desdecirse.
La salida al foro de Sheinbaum, en un tono reposado pero con expresión contundente, era indispensable para evitar que se multiplicara la percepción, a partir de las artimañas retóricas de Ebrard, de que había autorizado la constitución de una facción de Marcelo.
Sheinbaum mencionó que Ebrard sólo había presentado una página de la amplia resolución que había emitido la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, y exhortó a hacerla pública de manera completa. Dicho documento fue negociado entre ambas partes e implica que después de los procesos de Morena para postular candidatos a senadurías y diputaciones federales se iniciará el procedimiento de valoración de eventuales sanciones a militantes guindas que hubieran cometido irregularidades
, según la queja marcelista. Dichas sanciones únicamente llegarían a la suspensión provisional de derechos partidistas en ciertos casos, tal vez de talla política menor.
Pero Ebrard remarcó una y otra vez que el proceso de elección que encumbró a Sheinbaum había tenido las irregularidades definitorias que aquel había denunciado y la CNHJ ahora reconocía
. Es decir, que la designación de Claudia estaba dañada o deslegitimada.
Denuncias graves, ha de decirse, pues incluyen el presunto uso de recursos públicos federales a favor de Claudia: la Secretaría del Bienestar, los servidores de la nación, los programas asistenciales, gobernadores y funcionarios diversos; es decir, sin que se atreviera a decirlo Ebrard, la maquinaria que obedece ine-quívocamente al presidente López Obrador.
Y, mientras Xóchitl Gálvez atribuye el que se le haya ido el discurso en un acto masivo a que alguien cortó el cable del teleprompter que la surtía de frases, ¡hasta mañana!
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