Viernes 17 de noviembre de 2023, p. 26
Londres. La deuda mundial subió a la cifra récord de 307.4 billones de dólares en el tercer trimestre, y la relación deuda-producto interno bruto (deuda/PIB) en los mercados emergentes alcanzó un máximo histórico, informó el jueves el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés).
El grupo prevé que la deuda mundial alcanzará los 310 billones de dólares a finales de año, lo que supone un aumento de más de 25 por ciento en cinco años, y advirtió que un giro hacia el populismo político podría elevarla aún más el próximo año.
De cara a 2024, una serie de elecciones y las continuas fricciones geopolíticas suscitan preocupación por el aumento del endeudamiento público y la disciplina fiscal, en países como India, Sudáfrica, Pakistán y Estados Unidos
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Si las próximas elecciones conducen a políticas populistas destinadas a controlar las tensiones sociales, el resultado podría ser más endeudamiento público y menos restricción fiscal.
Dos tercios del aumento de la deuda del último trimestre procedieron de los mercados desarrollados, encabezados por Estados Unidos, Japón, Francia y Reino Unido. Los mercados emergentes de China, India, Brasil y México también registraron fuertes incrementos.
Aunque la relación deuda/PIB mundial se mantuvo estable, alcanzó 255 por ciento en los mercados emergentes, 32 puntos porcentuales por sobre el mismo periodo de hace cinco años, impulsados por Rusia, China, Arabia Saudita y Malasia.
Según el IIF, la deuda pública registró el mayor aumento en el tercer trimestre, mientras los déficits presupuestarios se mantienen muy por encima de los niveles prepandémicos en muchos países.
Sin embargo, advirtió de que la carga de la deuda para los hogares y las empresas sigue aumentando en las principales economías, incluidas China y Estados Unidos, con ramificaciones para todo, desde las elecciones hasta la transición hacia una energía limpia.
Con el apetito de endeudamiento de las empresas en mínimos de varios años en medio de condiciones de financiación aún más estrictas y una mayor fragmentación geoeconómica, las perspectivas de financiación climática parecen cada vez más en riesgo en los últimos trimestres, como lo demuestra una marcada desaceleración en la emisión de deuda ESG (sostenible).