Fiel a su estilo, Leonardo Lomelí Vanegas asumió ayer el cargo de rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un ambiente sobrio e institucional. Sin estridencias, como ha señalado él mismo en diversas ocasiones en referencia a la manera en que dirigirá la institución, el historiador y economista protestó la titularidad de la máxima casa de estudios.

Desde antes de las 8 de la mañana, el tránsito en los alrededores del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina ya se veía complicado por los vehículos que llegaban al sitio con los invitados a la ceremonia. Con prisa, la mayoría de ellos entraron al recinto para ocupar a tiempo sus lugares.

Una hora después, como estaba anunciado, se inició la ceremonia con la lectura, por parte de la presidenta de la Junta de Gobierno, Gina Zabludovsky, del acta de la sesión realizada hace una semana en la que se eligió al rector número 35 de la máxima casa de estudios.

Con gesto sosegado y tranquilo, Lomelí –quien usó una corbata a rayas, con los colores azul y oro de la UNAM– siguió con atención el acto protocolario, y fue hasta el momento en que tomó protesta de su cargo cuando sonrió de manera discreta y agradeció con la cabeza los aplausos de pie de los asistentes.

En el patio central del recinto, alcanzaban a oírse las consignas de un grupo de universitarios que reclamaban por el carácter supuestamente antidemocrático de la elección del rector, al tiempo que exigían mejores condiciones de trabajo para los profesores de asignatura.

Luego de la ceremonia, la élite universitaria rompió filas para felicitar a Lomelí y a despedirse del rector saliente, Enrique Graue. Uno de los más solicitados para posar en las selfis fue el ex rector José Narro Robles, quien no rechazó ninguna petición y saludó y bromeó con todo aquel que se acercó a él.

Entre abrazos de funcionarios y ex funcionarios universitarios, directivos de escuelas y facultades, políticos y diplomáticos, además de reporteros y camarógrafos que intentaron obtener de él alguna declaración, Lomelí tardó casi 20 minutos en llegar a la puerta por donde abandonó el patio de la Antigua Escuela de Medicina. Por el lado contrario del edificio, salió el ex rector Graue, quien prefirió no conceder entrevistas.

Por la tarde, un grupo de alrededor de 40 estudiantes de bachillerato marcharon del Metro Universidad a Rectoría, donde entregaron un pliego petitorio con demandas como atención a denuncias de violencia de género. Luego de que la mayoría de ellos se retiró del lugar, una decena de encapuchados hizo pintas y golpeó las puertas del edificio.