Casi 80 años han pasado desde que Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, advirtió que un mal uso del antibiótico podría generar resistencia bacteriana, lo que ahora es una realidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la considera una pandemia silenciosa. En 2019 fue la causa de 5 millones de muertes y de continuar esa tendencia, en 2050 la cifra se duplicará a 10 millones de fallecimientos, indicó.

Del 18 al 24 de noviembre se realiza la Semana Mundial de Concientización sobre la Resistencia Antimicrobiana (RAM), con la finalidad de concientizar a médicos y población en general sobre la importancia de hacer un uso racional de los medicamentos, por el riesgo que implica para la vida y porque, como anticipó Fleming desde 1945, el surgimiento y la diseminación de bacterias resistentes está siendo más rápida que la capacidad de los científicos para desarrollar nuevos medicamentos, señaló el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Además de los decesos que provoca la RAM, el organismo advirtió que además de la dificultad de controlar las infecciones con los tratamientos disponibles, el problema genera pérdidas económicas estimadas en unos 100 mil millones de dólares para 2050.

La investigadora Anahí Dreser y coautores publicaron un artículo en la Gaceta del INSP, donde resaltan que los antimicrobianos y antibióticos descubiertos hace casi un siglo marcaron un punto de quiebre en la medicina, porque fue posible curar infecciones graves, como neumonía o meningitis. También favoreció la práctica de cirugías y trasplantes. Ahora el riesgo es que se pierda la efectividad de estos fármacos, indicaron los expertos.

Más muertes

Incluso un reporte de 2014 advirtió que de no tomarse medidas urgentes a escala global, en los próximos 25 años, los fallecimientos por RAM serán mayores que los provocados por el cáncer y pasarán a ocupar el primer lugar como causa de muerte por enfermedad en el mundo.

Los investigadores advirtieron que las cifras de decesos reportados en 2019 confirman que esa predicción podría volverse realidad. El panorama se complicó más a partir de la pandemia de covid-19 cuando hubo “un uso intensivo –y frecuentemente inadecuado– de antimicrobianos” como la azitromicina.

Esto contribuyó a un rápido incremento en la frecuencia de RAM, fenómeno que también se ha reportado en México, apuntaron.

El INSP indicó que con el objetivo de contrarrestar la RAM se han puesto en marcha iniciativas para advertir a las personas que eviten la automedicación o no concluir los tratamientos.

Al personal de salud le corresponde hacer un uso racional de los antibióticos y, por tanto, no prescribirse a sus pacientes para el control de infecciones que no lo requieren por ser causadas por virus. Tampoco se recomiendan recetas con productos de última generación o de amplio espectro para padecimientos que se pueden curar con medicamentos menos potentes.

La RAM también se origina en la producción agrícola y ganadera, pues se administran antibióticos a los animales para fomentar su crecimiento.

Otro elemento que contribuye a combatir la RAM es la higiene. En los hospitales, el lavado frecuente de manos por parte del personal médico y de enfermería previene la transmisión de bacterias ­resistentes.