Jueves 30 de noviembre de 2023, p. 9
Brasilia. Acostumbrado a llenar estadios en todo el mundo con decenas de miles de seguidores, Paul McCartney subía el martes por la noche al escenario de un pequeño local de música de la capital brasileña para una actuación especial con un público íntimo y eufórico con 300 personas.
En un espacio comparable a la famosa Caverna de Liverpool, donde los Beatles iniciaron su carrera, McCartney, de 81 años, interpretó 22 canciones que incluyeron éxitos del grupo y de su carrera en solitario, a pesar del intenso calor.
Fue como ganar la lotería sin haber comprado un boleto
, dijo Amanda Cardoso, de 33 años, sobre su acceso al concierto, anunciado a último momento.
Ya había vivido momentos que pensé que nunca podrían ser superados, pero ayer pude ver a mi mayor ícono musical a un metro de mí, interactuando conmigo en varios momentos en un lugar que se transformó en la Caverna durante una hora y 40 minutos
, sostuvo.
El martes por la mañana, McCartney anunció en redes sociales que tocaría ese mismo día en el Clube do Choro para celebrar la llegada de su gira Got Back a Brasil, subrayando que las entradas serían extremadamente limitadas
.
La opción de comprarlas sólo se ofreció a quienes ya habían adquirido localidades para su actuación del jueves en el estadio Mané Garrincha. Los boletos, cuyo precio oscilaba entre 200 reales (41 dólares) y los 400 (82), muy inferiores a la mayoría de lo de la gira, se agotaron en pocos minutos.
Los aficionados que pudieron conseguirlos recibieron pulseras para el concierto. A su llegada, los organizadores precintaron los teléfonos móviles y las cámaras para impedir que se grabaran imágenes. Todo aquel que no lo hiciera sería expulsado del recinto por la seguridad.