sta es una película que nunca veremos proyectada en un vuelo comercial. Basada en el libro homónimo de Pablo Vierci, La sociedad de la nieve, del catalán J.A. Bayona, es una minuciosa recreación del accidente sufrido por un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya, que chocó con los Andes el 13 de octubre de 1972, y de lo ocurrido después con los sobrevivientes, en su mayoría miembros de un equipo de rugby, atrapados en las montañas por dos meses y pico. El hecho llamó la atención mundial en su momento, por la macabra revelación de que debieron recurrir al canibalismo para mantenerse vivos.
Se trata de la tercera recreación cinematográfica del incidente (no cuento los documentales). La primera fue, claro, Supervivientes de los Andes, una producción mexicana dirigida por René Cardona en 1975, que explotó en ese entonces el auge del cine de desastres, con un giro en especial morboso. Filmado ostensiblemente en un foro inundado de nieve de polietileno, ese innoble churro estaba enfocado por completo a la escena cumbre en que los personajes eran obligados por las circunstancias a morfarse un carpaccio humano.
Le siguió la superior producción hollywoodense Viven (1993), de Frank Marshall, quien no enfatizó demasiado los detalles violentos o dolorosos. Esa sobria estrategia es mantenida a lo largo de toda la película. Los personajes mueren o sufren la pérdida de seres queridos, sin que el cineasta los utilice como resortes dramáticos. El problema de la película era el carácter evidentemente gringo de los actores, que le restaba autenticidad.
Bayona ha conseguido la versión más fiel y verosímil de los hechos reales y seguramente su mejor realización a la fecha. Interpretada por un reparto de actores básicamente desconocidos que hablan español con acento uruguayo, la película sostiene su tensión dramática a lo largo de casi dos horas y media a pesar de que no llegamos a identificar cabalmente a todos los sobrevivientes. En lugar del sensacionalismo a lo Cardona, encontramos una mesura ejemplar que nunca explota el acto del canibalismo per se, sino lo acepta en forma pragmática como un acto extremo de supervivencia y ni siquiera es el punto medular del relato.
Después de su afortunado debut con la sensible historia de fantasmas El orfanato, Bayona parecía dispuesto a fungir como funcional pero anodino maquilador de espectáculos hollywoodenses como Lo imposible (2012) y, sobre todo, Jurassic World: El reino caído (2018). Ahora La sociedad de la nieve lo recupera como un cineasta en pleno dominio de su oficio.
La habilidad artesanal de Bayona puede apreciarse en la recreación del accidente mismo, una aterradora ilustración de lo que ocurre cuando la inercia, la gravedad, el metal y los seres humanos se conjugan en una sinfonía de dolor y muerte. Sin embargo, el mérito del director va más allá de la mera destreza formal.
En un género tan dudoso como es el cine de desastres, La sociedad de la nieve evita sus tópicos más chocantes y los transciende desde una perspectiva humanista para volverse una película singularmente inteligente, que alcanza una reflexión de resonancia espiritual y existencial. (Hay una narración en off a lo largo de la película, pero no revelaré su naturaleza porque es uno de los aciertos más originales de la propuesta).
Adquirida por Netflix, La sociedad de la nieve se estrena ahora en salas de forma limitada y, a partir de enero, pasará a exhibirse en dicha plataforma. Es muy recomendable verla en una sala cinematográfica pues en su transmisión casera perderá mucho de su impacto.
La sociedad de la nieve
D: J.A. Bayona / G: J.A. Bayona, Nicolás Casariego, Jaime Marques, Bernat Vilaplana, basado en el libro de Pablo Vierci / F. en C: Pedro Luque / M: Michael Giacchino / Ed: Andrés Gil, Jaume Martí / Con: Enzo Vogrincic, Simón Hempe, Rafael Federman, Matías Recalt, Agustín Pardella / P: Cimarrón Cine, El Arriero Films, Misión de Audaces Films, SL. España-Estados Unidos, 2023.
X: @walyder