En otro episodio de acusaciones entre los integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), ayer fue aprobado un mecanismo extraordinario que obliga a la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, a presentar nuevos candidatos a ocupar los principales mandos del organismo, una decena de direcciones y unidades que desde hace varios meses operan con encargados de despacho.

Esta vez, las sugerencias deberán apegarse a las reglas que le impuso el bloque opositor, aunque de inmediato el PRI anunció que impugnará: “Y sí, es una convicción de mi partido que lo que un grupo de consejeros quiere imponer aquí es un intento golpista de quitar atribuciones y violentar la ley… viola la Constitución, la LGIPE (ley electoral) y el reglamento interior del INE”, aseguró Hiram Hernández, representante del tricolor.

En la víspera, el asunto fue enlistado al final del orden del día, después de 12 horas de sesión; sorpresivamente, los representantes de cinco partidos (PRI, MC, Morena, Verde y PT) se retiraron de la mesa, lo mismo que los consejeros Jorge Montaño, Rita Bell López Vences y Uuc-kib Espadas, por lo que el quorum se quebró y hubo que retomar la sesión un día después.

Pero las aguas no se calmaron, al contrario, se escucharon duros calificativos hacia los promotores del mecanismo: lo mismo les dijeron facciosos que saboteadores por tratar de hacerse del control de la Junta General Ejecutiva (JGE), cúpula encabezada por la presidenta y 18 directivos.

De esas 18 posiciones, 10 operan con encargadurías, y precisamente de ahí se desprende la pugna. Por un lado, están Taddei y cuatro consejeros más, identificados como sus aliados: Norma Irene de la Cruz, Montaño, López Vences y Espadas, quienes sostienen que los encargados de despacho son personal especializado que está haciendo bien su trabajo.

Del lado opositor figuran los consejeros Claudia Zavala, Dania Ravel, Martín Faz, Jaime Rivera, Carla Humphrey y Arturo Castillo, cuya argumentación ronda en que el INE requiere funcionarios titulares como sinónimo de estabilidad y certeza. Pero en el fondo están ocho meses de jaloneos por la designación y control de las áreas, especialmente la joya de la corona: la Secretaría Ejecutiva, coordinador administrativo, financiero y jurídico del organismo.

También están con encargadurías o vacantes, según el bloque que hable, las direcciones de Administración, Prerrogativas y Partidos Políticos, Servicio Profesional Electoral Nacional y Capacitación Electoral. Asimismo, las unidades de Fiscalización, de lo Contencioso Electoral y la de Transparencia, así como la dirección jurídica y la coordinación de comunicación social. Aunque no está en el documento, apenas esta semana renunció el titular de la Unidad de Sistemas de Informática.

Deslealtad democrática

El consejero Espadas lanzó otro misil al acusar que los promotores del mecanismo constituyen un bloque faccioso que intenta sabotear al INE, al poner en las direcciones y unidades a gente de este grupo de consejeros. “Siéntanse orgullosos. Están a punto de lograr lo que la embestida presidencial no pudo… (Quererse ‘apoderar’ de la JGE) es de una profunda deslealtad democrática”, afirmó. De inmediato, los aludidos protestaron. Rivera usó su turno para espetarle otra vez a la presidenta que no ha dialogado lo suficiente ni ha dado muestras de alcanzar acuerdos.

Taddei, en respuesta, le reprochó no sólo que llevara a la sesión lo que normalmente abordan en privado, sino que le recordó que cuando se fue Lorenzo Córdova, en abril pasado, hubo renuncia colectiva de los integrantes de la JGE y el INE quedó desolado. Más aún, le dijo que sí ha habido diálogo, pues entre los titulares tenemos gente propuesta por usted y otros consejeros.

Minutos después, López Vences salió de su habitual tono mesurado y criticó a sus colegas, a quienes llamó mayoría mínima, no calificada, que hará valer su peso para aprobar este acuerdo tan vergonzoso, ilegal e inconstitucional. Con esto, añadió, “culmina un intento por obstaculizar las atribuciones de la presidenta (…) ¡Qué pena!”

Zavala, quien presentó oficialmente el mecanismo, pidió a la encargada de la Secretaría Ejecutiva leer el contenido, que marca precisamente candados en sentido contrario a la estrategia y criterio que ha seguido Taddei, es decir, no convertir en encargados de área a los rechazados por el Consejo General. Y, sobre todo, si hubiera otra ronda de rechazos, que los encargados sean parte del área, del SPEN o el de mayor antigüedad.

Luego vinieron convocatorias al diálogo, y aunque Taddei reiteró que el acuerdo aprobado era totalmente ilegal e incorrecto, un llamado a violentar la ley, al mismo tiempo admitió que seis votos son más que cinco y sacó bandera blanca: Extiendo la mano para que esto transite de manera correcta, y ofreció presentar las nuevas propuestas de inmediato, tratar de alcanzar consensos y someterlas a votación el jueves próximo.

Y aunque después, ante la prensa, intentó suavizar los encontronazos del viernes y sábado, por primera vez admitió la existencia de bloques en el consejo.