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Pese a estar enfermo, el director Paul Schrader aún domina a los leones

Oh, Canada, su reciente trabajo, está en posproducción

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▲ El actor Greg Kinnear (izquierda), junto al realizador, en el Festival de Cine de San Sebastián en 2002.Foto Afp
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 19 de diciembre de 2023, p. 9

Ser políticamente correcto es aburrido, dice Paul Schrader, director y guionista que ha vivido las angustias masculina y existencial a lo largo de sus casi 50 años de realización cinematográfica. Los hombres con problemas aparecen en la mayoría de sus películas: el brillante thriller sobre el trabajo sexual American Gigolo (1980), el horror erótico en Cat People (1982) y el neo-noir Affliction (1997).

Los directores de cine son tipos alfa, ya sean hombres o mujeres, afirma. Es decir, dame una silla y un látigo y ponme en esa habitación con los leones. Los haré sentarse, sostiene.

Cuando tenía 26 años, escribió el guión de Taxi Driver (1976), película de Martin Scorsese, y luego escribiría o coescribiría más películas de este neoyorquino, como Toro salvaje (1980), La última tentación de Cristo (1988) y Bringing Out the Dead (1999). En el proceso creó el antihéroe cinematográfico definitivo, el lobo solitario Travis Bickle interpretado por Robert De Niro. Cincuenta años después, Schrader sigue tan preocupado como siempre por la masculinidad en su forma más retorcida. En su filme más reciente, Master Gardener, el personaje masculino principal es un horticultor con un pasado supremacista blanco.

Schrader tiene 77 años y su mayor problema en los últimos tiempos ha sido su salud. Padece covid prolongado y ha estado en el hospital tres veces en los últimos meses con neumonía bronquial. Durante un tiempo estuvo confinado en su casa en Nueva York, sin saber si volvería a trabajar. Ahora, sin embargo, está dispuesto a viajar.

Esta semana se dirige a Avellino, Italia, para dar una clase magistral y recibir el Premio a la Trayectoria del Festival de Cine Laceno d’Oro. También acaba de terminar otra cinta: Oh, Canada, protagonizada por Jacob Elordi, Uma Thurman y Richard Gere, que marca el rencuentro de la pareja más de 40 años después de American Gigolo.

Aquellos que recuerdan a Gere como el escolta masculino vestido de Armani se sorprenderán al saber que está en silla de ruedas en Oh, Canada. Tiene 74 años, pero está en muy buena forma, dice Schrader. Quiere decir que el actor tenía que estar enyesado en maquillaje para que se viera adecuadamente enfermizo. Gere y Elordi interpretan al mismo personaje en diferentes momentos de su vida, y Schrader calificó el proyecto de una película sobre la muerte. El proceso de morir representado en Foregone, dice, terminó reflejando cómo Banks finalmente moriría de cáncer en enero de 2023, mientras fue su propia crisis de salud lo que lo inspiró a ponerse a trabajar en ese proyecto. Pensé: si voy a hacer una película sobre la muerte, será mejor que la haga rápido. Durante la producción de Master Gardener, Schrader fue llevado de urgencia a la sala de emergencias. Apenas podía respirar, y menos mantenerse en pie. Pudo terminar de filmar, pero le preocupaba que pudiera haber sido la última vez que lo haría. Sin embargo, ahora, con Oh, Canada no está seguro de lo que le depara el futuro. Ya hice mi cinta sobre la muerte, ¿qué hago ahora?, se pregunta.

Schrader habló con The Independent por Zoom desde Nueva York. Tiene una figura canosa. Su voz es ronca y suena un poco sin aliento.

Cualquiera que lo siga en las redes sociales estará acostumbrado a su franqueza. Comenzó su carrera como crítico de cine y utiliza Facebook principalmente para publicar comentarios perspicaces y muy avispados sobre los nuevos estrenos.

Describe a esa red social como una forma muy eficiente de rascar una picazón creativa, aunque admite que a veces calla sus opiniones sobre ciertas películas. Realmente no puedo ser un crítico de cine porque hay cosas que puedes decir que son perjudiciales para tu carrera, afirma, y tiende a evitar criticar a los actores, por ejemplo, en caso de que intente trabajar con ellos en una fecha posterior. Tampoco denostará a sus antiguos colegas y amigos. Si, por ejemplo, lo hacía con el trabajo de Scorsese, se lo decía a Marty directamente en lugar de publicarlo.

Le pregunto qué piensa de la llamada cultura de la cancelación. “Hubo un momento en el movimiento #MeToo en el que si una mujer acusaba a un hombre de algo, era cierto de facto”, dice. “Eso ahora ha vuelto a cambiar. Si hay alguien que acusa (a un actor de agresión sexual), la mayoría de las mujeres dirán: ‘investiguemos esto y veamos qué hay’. (la acusadora) no está diciendo automáticamente la verdad”.

–¿Alguna vez se ha preocupado por ser cancelado? –se le pregunta al director.

Hay que preocuparse porque se puede hacer con muy poca evidencia, afirma. Particularmente, en el apogeo del #MeToo, todo lo que necesitarías es que alguien te señalara con el dedo.

Sin embargo, no es ajeno a ser criticado por sus opiniones. Durante años, Schrader ha expresado su entusiasmo por trabajar con Kevin Spacey, quien en julio fue declarado inocente de agredir sexualmente a cuatro hombres tras un juicio en Londres. La estrella de American Beauty había negado durante mucho tiempo múltiples acusaciones de conducta sexual inapropiada. La gente respondió como si hubiera dicho que le daría una patada a un vagabundo, dice Schrader. Kevin Spacey es un gran actor. Ganó dos premios Óscar. Fue declarado inocente. ¿Por qué no iba a trabajar con él?

La visión creativa del director a menudo también lo pone en el punto de mira de productores y financistas. Su precuela de 2003, de El exorcista, protagonizada por Stellan Skarsgård, no fue considerada aterradora; luego fue desechada y rehecha por un director diferente (finalmente saldría a la luz en 2005, con el título Dominion: precuela del exorcista).

En 2014, su thriller de Nicolas Cage, Dying of the Light, le fue arrebatado de las manos por sus productores y reditado en contra de su voluntad. Tanto él como Cage repudiaron el corte oficial. “Volví a reditar una especie de versión gonzo, a la que llamé Dark”, recuerda. Luego lo puso en línea a través del sitio web de piratería líder en Internet.

En los últimos años, el trabajo de Schrader ha atraído repetidos elogios, sobre todo su filme de 2017, First Reformed, thriller existencial protagonizado por Ethan Hawke, que le valió una nominación al Óscar por Mejor Guion Original, la primera de la Academia.

Unos años antes, tenía una perspectiva sombría sobre el futuro del cine. Su difamado drama erótico The Canyons (2013) fue protagonizado por Lindsay Lohan y la estrella porno James Deen. Comenzó con un montaje sombrío de cines cerrados; sus fachadas tapiadas, sus auditorios descascarándose y cayendo a pedazos.

“Me alegro de que la experiencia de ir a las salas no se haya extinguido en la medida en que parecía que lo haría –dice–, pero todavía se está muriendo. Seguirá así y se convertirá en una forma cada vez más especializada de ver películas”. Pronostica un futuro en el que el cine seguirá existiendo pero, como el jazz o la música clásica, perderá su perfil.

Sin embargo, él aún ve muchas películas nuevas. Pese a sus recientes problemas de salud, ya no está aliado con los estudios y se siente cómodo trabajando con bajos presupuestos; puede retener el corte final de sus películas. Ahora se trabaja en una biografía sobre él, y actualmente está completando la posproducción de Oh, Canada.

También ha estado experimentando con la inteligencia artificial. Recientemente le pidió a esta herramienta que compusiera una canción para él al estilo de Dylan, y lo hizo. La IA se sabe de memoria todas las canciones de Bob Dylan, se maravilla. “Hay cientos y cientos de ellos. Puedes decir: ‘Dame una canción de Dylan de los 80, dame una de los 90...’ y escribirá uno para ti. Lo que produjo no fue una canción particularmente buena, ¡pero Bob también escribió muchas canciones malas!”.

Traducción: Juan José Olivares