Guadalajara, Jal., Maurilio Ramírez Aguilar, líder wixárica privado de la libertad el 16 de diciembre pasado por un grupo armado en Nayarit y cuyo paradero era desconocido hasta ayer, está a salvo en Durango con su familia, confirmaron fuentes cercanas al caso que pidieron no revelar el sitio exacto por temor a represalias.

Está bien, a resguardo y recibiendo atención médica, pero ante lo ocurrido, prefiere no hacer declaraciones, explicó una de las fuentes consultadas, quien habló directamente con Ramírez Aguilar.

Ni la comunidad wixárika a la que pertenece el líder originario ni las autoridades estatales y federales han emitido algún informe oficial sobre su paradero o la condición de salud del gobernador tradicional suplente de Bancos de Calitique, en Mezquital, Durango, y quien al ser secuestrado se dirigía a tomar posesión como coordinador general del Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta.

Ramírez Aguilar, junto a otras 10 personas, incluida su familia, fueron interceptados por un grupo de hombres armados cerca de Campatehuala y Saucito de Peyotán, en el municipio nayarita de El Nayar, la tarde del sábado anterior.

En el vehículo viajaban Minjares Valdez Bautista, coordinador del Consejo Regional Wixárika, quien entregaría el cargo a Maurilio Ramírez; la esposa de éste, Cristina Aguilar de la Cruz, y sus hijos Hai Wiyeme Merlín, de 16 años, Haiyla, de 13; Selene, de siete; Yuseli, de cuatro, y Alma Gloria, de seis meses.

Además, iban José Cruz López López, ex gobernador tradicional de la comunidad, y dos hijos de Minjares, de nombre Alan y Andrés.

La camioneta en que viajaban se dirigía a Pueblo Nuevo, en territorio de la comunidad de Santa Catarina Cuexcomatitlán, en Jalisco.

Casi todos fueron liberados horas después; pero por lo aislado de la zona y lo irregular de las telecomunicaciones en esa región serrana situada en las colindancias entre Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas, se desconocía si Ramírez Aguilar también había sido puesto en libertad.

Grupos criminales pelean por el control del trasiego de drogas en esta región hacia el norte del país y desde hace años ha sido cada vez más frecuente la violencia contra las comunidades wixáricas, en especial contra sus líderes y autoridades tradicionales, que han sido víctimas de homicidios, desapariciones forzadas, amenazas y golpizas.