Maestros de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y la Ciudad de México denunciaron que la atención médica y el abastecimiento de medicamentos en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabjadores del Estado (Issste) sigue siendo muy deficiente. En la mayoría de los estados la infraestructura es obsoleta, en la farmacia no hay medicamentos, que acabamos pagando de nuestro bolsillo.

Lo mismo ocurre con los estudios de laboratorio y citas con médicos especialistas, pues ni en hospitales de segundo nivel se puede tener acceso a un especialista, agregaron.

En Oaxaca, señaló el profesor Rafael Hernández, si se te complica un padecimiento tienes que trasladarte por tus propios medios desde tu localidad a la capital del estado, porque pedir una ambulancia implica una espera de hasta dos meses, pues en el Issste se rentan a terceros y cuando no pagan, suspenden el servicio.

La maestra Irma Cedillo, de la Ciudad de México, reconoció que el gobierno federal hizo su lucha para mejorar los hospitales, pero el abandono en que los tuvieron fue tal, que hoy es muy difícil tener una buena atención, con lo poco que nos dan de pensión, porque nos pagan en unidades de medida y actualización (UMA) que es menos que un salario mínimo, todo se nos va en médicos y medicinas.

Profesores de las regiones de la Montaña Alta de Guerrero y de la región cafetalera y norte de Chiapas, indicaron: muchos padecemos diabetes, hipertensión, incluso, hay casos de cáncer, y no hay medicamentos para cubrir los tratamientos, todo sale de nuestro bolsillo.

En la región cafetalera, afirmó el profesor Hugo Peralta, nos preocupa la jubilación, no sólo porque se termina una etapa de nuestra vida como docentes, también porque nos vamos muy amolados de la salud. Los problemas respiratorios crónicos son muy comunes, el daño por estar tantas horas de pie y muchas veces hablar gritando para que los niños nos escuchen, acaba por pasarnos factura.

Los educadores coincidieron en que una de las prioridades de la siguiente administración federal debe ser profundizar la recuperación de los servicios médicos para los trabajadores del Estado, pues aseguraron que estamos a años luz de poder prevenir las enfermedades. Cómo quieren que uno se mantenga sano si muchas veces en la comunidad donde trabajas no hay nada para comer de forma equilibrada. Donde hay gallinitas, pues a lo mejor te pueden vender pollo y huevo, pero no siempre es así.

Afirmaron que uno de los males que más afecta su condición de salud es el estrés. Muchas veces no sentimos tan presionados, que hasta hay casos de maestros infartados. No sólo son los niños, también tenemos que atender las demandas de los padres de familia, del director, del supervisor y hasta del inspector.

Hay momentos en que uno de verdad quiere estallar, aseguró el maestro Simón Domínguez, de la Ciudad de México, quien enfatizó que al final te tragas todo ese estrés y quienes acabamos enfermando somos nosotros.