Hannibal Lecter
Los corderos se habrán callado de momento, pero usted, Clarice, se juzga a sí misma con la piedad de la balanza del Averno y tendrá que ganarse una y otra vez ese bendito silencio.
Thomas Harris en voz de Hannibal Lecter
El silencio de los inocentes
homas Harris comenzó en el ejercicio periodístico, pero la aparición de Domingo negro, su primera novela, lo perfiló como un escritor de grandes condiciones. La obra es un thriller impecable en el que terroristas buscan detonar un zepellin durante la realización del Supertazón (la novela fue llevada al cine por John Frankenheimer, en 1977). Posteriormente, el autor construyó una trilogía que acaparó las ventas: El dragón rojo, El silencio de los inocentes (única de la serie que obtuvo el prestigiado premio Bram Stoker, en 1988) y Hannibal. Después del gigantesco éxito literario y posteriormente cinematográfico, Harris escribió una estupenda precuela narrativa: Hannibal rising. Esta saga de suspenso tiene un personaje percutor: Hannibal Lecter, un seductor, culto, exquisito y letal asesino.
El verdadero Hannibal
Como el personaje y el serial son un continuo sombrero de mago, años después del éxito de Lecter en letras y pantalla surgió un nuevo conejo
revelador: Harris se inspiró en un preso mexicano que conoció cuando hacía un reportaje en el reclusorio Topo Chico de Monterrey. Indagaba sobre Dykes Askew Simmons, un convicto estadunidense que había sido tratado siquiátricamente en Estados Unidos. Éste llegó a México y cometió un triple homicidio. Después de entrevistar a Simmons, un doctor preguntó al reportero cómo le había ido con el preso. El reportero conversó animadamente con el galeno, de particular estirpe y modales. Ese encuentro se dio cuando Harris tenía 23 años.
El sujeto en cuestión fue mencionado por el escritor como El doctor Salazar
(llamado así en la edición del 25 aniversario de lanzamiento de la primera novela), sin dar mayores detalles, aunque después se supo que era Alfredo Balli Treviño, un médico que fue sentenciado a muerte (cuando aún existía esa condena como parte del sistema judicial mexicano) por asesinar a su amante (un joven estudiante), pero la supuesta intervención de su acomodada familia lo dejó en libertad tras 20 años de reclusión. Entre los apodos que le endilgó la prensa de la época estaban los de El hombre lobo de Nuevo León y El vampiro Balli. No se trataba de un asesino con tantos crímenes bestiales, pero que sí era implacable, capaz de compactar cadáveres en pequeñas porciones y, ante todo, con un refinamiento y educación fuera de la norma
entre reclusos peligrosos. El último acto tiene perversidad agregada: Harris no sabía que conversaba con un preso, pensó que se trataba de un doctor laborando en la prisión. Así nacería Hannibal Lecter.
Lecter escrito y filmado
El dragón rojo fue adaptada a la pantalla y dirigida por Michael Mann con el título de Manhunter, en 1986. El siempre efectivo cineasta realizó un estupendo trabajo al construir atmósferas muy frías y densas (con gran fotografía de Dante Spinotti), en las que el ex agente del FBI, Will Graham (William Petersen), se reincorpora al ejercicio policiaco para ayudar a Jack Crawford (Dennis Farina) a hallar al multiasesino Duende dientudo (Tom Noonan), quien mata familias completas.
La primera aparición de Hannibal Lecter (interpretado por el buen actor escocés Brian Cox) es cuando Graham lo visita en prisión. El asesino se encuentra leyendo Le Grand Dictionnaire de Cuisine, de Alejandro Dumas. El agente es el responsable de que Lecter esté en la cárcel, lo que casi le cuesta la vida. Mann cambió varios elementos de la estructura novelística original, fundamentalmente omite algunos pasajes (muchas apariciones del doctor Chilton, flashbacks que explican la traumática infancia de Hannibal, etcétera) para tener mejor ritmo narrativo. Incluso se cambió el nombre, ya que es Lecktor, no Lecter.
Jodie Foster es Clarice Starling y Scott Glenn es Jack Crawford. Aperece Roger Corman, el legendario productor y director del cine serie b, quien sólo se ve en una secuencia hablando por teléfono para recriminar a Crawford. Hay que aclarar que en la novela, Starling no trata de huir con un cordero que será ejecutado, como lo narra el personaje fílmico, sino con su yegua Hanna, criada para el matadero equino. La capturan en su fuga y el animal es llevado al sacrificio mientras Starling escucha el balido desgarrador de los corderos, lamento que concentra su trauma infantil. La cinta obtuvo cinco premios Óscar en 1991 y se volvió un clásico instantáneo.
En la adaptación fílmica de Hannibal, hecha por el brillante cineasta Ridley Scott, hay momentos de enorme calidad, como la persecución de un matón que pretende liquidar a Hannibal en Florencia, rondado la zona de la célebre escultura del Porcellino, o cuando Lecter, sabiendo que su fachada no tiene retorno, ataca de muerte al comandante Pazzi (Giancarlo Giannini). De manera natural, no cabe toda la literatura, por lo que no aparece el cuadro El anciano de los días, de William Blake, lo que era una referencia al de El gran dragón rojo y La mujer revestida de Sol, de la serie bíblica del dragón del artista británico, mismas que inspiran a Duende dientudo en la primera entrega de la trilogía.
Funciona muy bien el que Barney Matthews, enfermero de Lecter durante seis años en el hospital siquiátrico, entregue las cintas con las conversaciones entre Clarice y Hannibal, pero que habían tenido otro destino en las novelas: una vez que Lecter se fuga en El silencio, el doctor Chilton –antes de huir– vende las cintas a la revista Actualidad Nacional, que posteriormente las usa para hacer los guiones del serial La novia de Drácula, en el que se especula que Lecter dio la información para las pesquisas policiales a cambio de revelaciones sexuales de Starling.
Brett Ratner dirigió la readaptación de El dragón rojo, en un largometraje con mayor fidelidad al libro de Harris. Las preferencias han abierto los bandos, pues Manhunter tiene seguidores que la consideran de culto
. La versión de Rattner está construida con un guion que secciona perfectamente los arcos dramáticos que hacían imposible dejar de leer la novela en sus 34 capítulos, armando tres actos fílmicos muy sólidos. La producción es deslumbrante, no sólo por el gran reparto que componen Edward Norton (Will Graham), Ralph Fiennes (Dollarhyde), Harvey Keitel (Jack Crawford), Phillip Seymour Hoffman (Freddy Lounds), Emily Watson (Reba McClane) y el esperado regreso de Anthony Heald y Frankie Faison como el Dr. Chilton y el carcelero Barney, respectivamente, sino por los apartados técnicos, congregando a personalidades que trabajaron antes en la serie como Dante Spinotti (socio de cabecera de Michael Mann y respondable de la fotografía en la primera versión). Además están Ted Tally, en el guion (Óscar por El silencio), y Kristi Zea, diseñadora en la cinta Demme, quien reprodujo íntegramente su trabajo para la celda de Lecter. Un mérito mayor es iniciar con este último en concierto sinfónico lamentando la actuación de un ejecutante, al que luego se despacha por inepto. Es un pasaje al que sólo se hacía referencia en la novela sin que pasara en el tiempo real de la narración.
Con todos los múltiples ángulos, visiones, omisiones, agregados o adaptaciones, ninguna película menciona lo que en la literatura es clave: Hannibal Lecter tiene seis dedos en la mano izquierda. Se amputa el sexto y se hace una cirugía plástica menor para no ser reconocido. Todas la novelas pasaron al cine con producción de Dino de Laurentis, incluida la adaptación de Hannibal Rising (2007), que dirigió Peter Weber con Garpard Ulliel como Lecter. NBC produjo en 2002 la serie Hannibal, con Mads Mikkelsen en el protagónico, Laurence Fishburne como el jefe Jack Crawford y Hug Dancy como Will Graham. La exitosa y bien lograda emisión tuvo muchos directores importantes, entre ellos el cineasta y cinefotógrafo mexicano Guillermo Navarro.
Thomas Harris no disfruta de los medios de comunicación y se ha tomado todo el tiempo para escribir y publicar. Su más reciente novela es Cari Mora (2019) y es tan estrujante como todo su trabajo anterior.