El secretario ejecutivo de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Héctor Julio López, aseveró que la Iglesia católica no ha ahorrado ni ahorrará esfuerzos para proveer lo necesario a fin de asegurar una vida digna de las personas migrantes y, sobre todo, defender sus derechos; sin embargo, no hay recurso que alcance, pues en esta tarea, que es del gobierno, estamos solos. Denunció que el Instituto Nacional de Migración ha firmado convenios con las empresas ferroviarias y de autobuses para evitar que transporten a migrantes o que les vendan boletos. Ese instituto, añadió, ha implementado todos los recursos posibles para frenar y contener la migración. Las 55 casas del migrante, que operan las iglesias en el país, están saturadas por lo menos al doble o más de su capacidad. Esto sin duda acrecienta los costos y hace más difícil operar, dijo.