El origen de La ciudad y sus muros inciertos es uno de los primeros relatos del narrador japonés
Viernes 22 de marzo de 2024, p. 4
El narrador japonés Haruki Murakami escribió La ciudad y sus muros inciertos, que ya está en librerías mexicanas. La novela nació como relato breve temprano en la carrera del autor, y ya contenía muchas de sus obsesiones literarias, luego enriquecidas con las capacidades que desarrolló en cuatro décadas de trabajo.
La novela, editada en español por Tusquets y traducida por Juan Francisco González Sánchez, rompe un silencio de seis años del autor en ese género. Murakami (Kioto, 1949) consignó en su epílogo: “Ha supuesto para mí un alivio enorme, como si hubiera conseguido arrancarme una espina clavada.
Era una espina que para mí significa mucho (tanto en lo profesional como en lo personal) Abordar la rescritura de aquella obra me ha permitido revivir los escenarios en que se desarrollaba y volver a habitar aquella ciudad, 40 años después de su concepción.
El volumen se centra, como en la conocida novela Tokio blues, en un protagonista joven. En La ciudad... el personaje está enamorado de una chica a quien conoció en un concurso estudiantil y ve poco. Es el tiempo en que ella está a punto de alejarse completamente de él.
La joven le cuenta la historia de una extraña urbe amurallada localizada en otro mundo y la sensación que tiene de que su verdadero ser habita ese sitio. Sobreviene la despedida entre ambos y pasarán años para que el personaje y narrador encuentre atisbos de esa ciudad y un probable nuevo encuentro con su amor.
Se lee en la novela: “Si de verdad me buscas, si de verdad deseas encontrar con todas tus fuerzas a mi auténtico yo… En aquel momento no te atreviste a decírmelo. Te rodeé los hombros con mi brazo. Llevabas un vestido de tirantes verde pálido. Apoyaste una de tus mejillas en mi hombro. A quien había rodado los hombros, bajo el telón de fondo del crepúsculo estival, no eras tú, realmente tú, según habías afirmado, sino una sustituta, una sombra que remplazaba a tu verdadero yo”.
Murakami explicó que su más reciente título nació como un cuento publicado en 1980, época en que administraba “un local de copas especializado en música de jazz, y mi vida, dividida entre unas responsabilidades y otras, carecía de la tranquilidad necesaria para escribir(…) Acabé cerrando el local y convirtiéndome en escritor a tiempo completo”.
El factor covid-19
El novelista reconoció en este relato muchos de los tópicos importantes para él, así como su aún insuficiente habilidad literaria para plasmarlos. Al paso del tiempo, reflexionó en varios momentos sobre esta obra y la desarrolló en El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, como una de las alternativas posibles de ese tema recurrente en él.
A principios de 2020 volvió la idea de retomar la historia. Había una gran brecha entre el escritor en ciernes y el actual, asentado firmemente en la profesión literaria (aunque me cause cierto sonrojo describirme así), lo que sin duda no ha cambiado ni un ápice entre una época, la pasada y esta otra, la presente, es el amor y la pasión que siento por este oficio
, sostuvo Haruki Murakami.
En marzo de ese año, cuando el coronavirus producía estragos en Japón, comenzó a escribir la novela y le llevó unos tres años. Con la presión del nerviosismo y la incertidumbre de lo que podía ocurrir, de lo que nos depararía aquello (interrumpiendo la escritura durante una prolongada ocasión en que me dediqué a reflexionar)
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A cuatro años de ese tiempo, consignó: Las dramáticas circunstancias en que nos vimos envueltos me parecen llenas y carentes de sentido a la vez, pero si debo elegir, intuyo que lo han tenido, que encerraban algún significado
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