Domingo 24 de marzo de 2024, p. 18
Petrópolis. Un temporal causó al menos 12 muertes en el sureste de Brasil, la mayoría en la zona serrana del estado de Río de Janeiro, donde las autoridades despliegan un operativo para paliar daños.
Río registró hasta la noche de ayer ocho muertes con las lluvias de la víspera, informó el gobierno.
Autoridades del vecino estado de Espírito Santo confirmaron al menos cuatro muertos y siete desaparecidos. Tragedias como estas se intensifican con el cambio climático
, señaló el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en un mensaje publicado en la red social X, en el que se solidarizó con las familias de las víctimas y ordenó equipos de colaboración en la tragedia.
Cuatro de las muertes en Río se produjeron a consecuencia del derrumbe de una casa y un pequeño edificio en la turística Petrópolis, a 70 kilómetros de la capital estatal.
Una niña fue rescatada con vida junto al cuerpo de su padre tras pasar más de 16 horas bajo los escombros, observó ayer un equipo de la Afp. Estamos con dolor, pero agradecidos por ese milagro
, manifestó Luis Claudio de Souza, de 63 años, vecino y dueño de un bar del lugar.
En Espírito Santo, el mandatario Renato Casagrande describió una situación caótica
en la localidad de Mimoso do Sul, y señaló que aún se desconoce el número de víctimas fatales. Imágenes de un sobrevuelo divulgadas ayer por los bomberos del estado mostraron barrios enteros bajo el agua, donde sólo se distinguen los techos de las casas.
Medios locales exhibieron videos de vehículos navegando, incluido un camión de bomberos arrastrado por una corriente en las calles de esa urbe. Socorristas trabajaban para auxiliar con botes y aeronaves a personas aisladas, informaron los bomberos.
Ráfagas de viento y fuertes precipitaciones golpearon igualmente al litoral de Sao Paulo, donde dos niños fueron hospitalizados el viernes tras resultar gravemente heridos en distintos hechos, detalló la Defensa Civil paulista. Los pronósticos alertan de precipitaciones fuertes en las sierras y norte de Río, después de que cayeran en Petrópolis 300 milímetros en 24 horas.