Christopher Gómez encarna a Jesús en la 181 representación del pasaje bíblico
Viernes 29 de marzo de 2024, p. 8
El centro de Iztapalapa, en ocasión de la Semana Mayor, se ha transformado de nueva cuenta en la bíblica Jerusalén para servir de magno escenario a la 181 representación de la Pasión y muerte de Jesús.
El Jueves Santo es un día de suma importancia para la Iglesia católica, al quedar instituida la Eucaristía.
Era ya de noche y a lo largo de la explanada principal de la más poblada de las alcaldías del país, la muchedumbre atestigua expectante los que serán los últimos momentos en libertad y con vida del llamado Mesías. Cifras oficiales de la alcaldía reportaron arriba de 500 mil personas al filo de las 21 horas.
Encarnado por el joven Christopher Gómez, de 22 años –11 menos que el nazareno en el momento de su ejecución, según las Escrituras–, el Jesucristo iztapalapense ha cumplido con los consabidos rituales de esta jornada, en la víspera de su juicio a manos de Poncio Pilatos –que como se sabe, termina por lavárselas–, su martirio y su muerte, crucificado en el Golgota-Cerro de la Estrella.
Visita a los ocho barrios
Pasado el mediodía y embebido en un asfixiante calor, el Hijo del Hombre visitó los ocho barrios de esta demarcación: San Lucas, San Pablo, San Pedro, San José, Asunción, Santa Bárbara, San Ignacio y San Miguel.
No fueron pocas las personas, sobre todo mujeres mayores, las que lo detuvieron para solicitar su bendición. En contraposición, Judas Iscariote fue víctima del repudio social, infinidad de reclamos e injurias y hasta de varias mentadas de madre.
En la macroplaza de Jerusalén-Iztapalapa, la multitud seguía atenta –algunos con frituras, cueritos u otro antojito en mano– a los pormenores del concilio en el que jueces y sacerdotes del Sanedrín juzgaron a Jesús y se decretó su muerte. Esa junta fue efectuada sobre un templete que evocaba un templo judío. Allí llegará Judas Iscariote para vender a su Maestro por 30 denarios de plata.
Muestra de humildad
Las acciones cambiaron de escenario a otro templete, donde el Cristo lavó los pies a sus 12 apóstoles, en una de las mayores muestras de humildad dentro de las prácticas católicas, para luego pasar a la Última Cena.
El menú, para Jesús, constó de dos huachinangos rellenos de mariscos y ensalada mediterránea, mientras el de los apóstoles, de pechugas rellenas de queso, y para bajárselos, un clericot. Todo, como desde hace 11 años, cortesía de la familia Aguilar Granados, del barrio de San Pedro.
Al término de los alimentos, en medio de la expectación y la tristeza de muchos de entre el pueblo, por saber lo que que el destino le depara, Christopher-Jesucristo se encaminó hacia el Cerro de la Estrella-Getsemaní para, primero, ser tentado por Satanás y luego ser aprehendido. Queda así ya todo dispuesto para el Viernes de la Pasión y muerte de Cristo en Jerusalén-Iztapalapa, por 181 años consecutivos.
Los servicios médicos de la alcaldía atendieron a 76 personas, principalmente nazarenos, por heridas en los pies, así como algunos casos de hipoglucemia y presión alta, según se informó a las 20 horas. El saldo fue blanco.