Martes 9 de abril de 2024, p. 8
El interés por observar el eclipse solar en el Planetario Luis Enrique Erro, sus áreas verdes y estacionamiento, rebasó la capacidad de 2 mil personas establecida por Protección Civil. Formados algunos desde las seis de la mañana, el ingreso comenzó a las 10 horas, de forma ordenada, ya que cada quien llevada una calcomanía con su número correspondiente.
A los 40 minutos personal del Instituto Politécnico Nacional (IPN) les indicó a los formados seguir avanzando, sin hacer filas. Para entonces habían ingresado mil personas de todas las edades. Con la capacidad cubierta a las 11:02, se cerró la reja de entrada a las instalaciones del planetario. La alegría de traspasar la reja se vio reflejada en las caras de los últimos concurrentes. La tierra prometida
, exclamó un jubiloso.
Sin embargo, unas 500 personas, entre ellas, niños acompañados por sus padres, se quedaron afuera. Inconformes, solicitaban su ingreso a gritos de es una vergüenza. El Politécnico cierra la puerta a la comunidad. Queremos pasar. Esto es educación
.
El personal del Politécnico les explicó en varias ocasiones que su ingreso ya no era posible debido a que estaba cubierto el cupo. Finalmente, se les proporcionaron filtros solares, también apareció un telescopio y muchos de los concurrentes se acomodaron en los amplios camellones de avenida Wilfrido Massieu.
Bajo el eslogan Eclipse solar, una aventura cósmica, en el planetario se habían programado diferentes proyecciones en el domo, a la vez que había recorridos libres en la sala de astronomía. Wilder Chicana Nuncebay, responsable del Área de Astronomía y Ciencias del Luis Enrique Erro, contestó preguntas generales sobre el fenómeno por presenciarse, en el sentido de que cada año hay un eclipse total en alguna parte del mundo, sólo que no siempre se puede apreciar debido a la geografía. La última vez que la sombra de la Luna cayó sobre la Ciudad de México fue en 1991, ahora entró por las Islas Marías, se dirigió a Mazatlán, para seguir a Durango, Torreón y Monclova, acotó el físico y astrónomo. En las inmediaciones del planetario el eclipse alcanzó 70 por ciento.
Angélica Rodríguez, quien cursa una maestría en marketing, se formó desde las 6:30 horas. Nunca había presenciado un eclipse y quería hacerlo mientras era joven porque tenía entendido que sucedía cada 25 años. Mateo, de seis años, quien iba acompañado de sus padres, manifestó su deseo de ver el Sol y la Luna
. En eso coincidió su primo Gustavo, de cuatro años. Para la diversión de los niños había un par de figuras de tamaño natural, hechas en cartón, con un hueco a la altura de la cara para colocar la cabeza y retratarse.
Buena parte de la concurrencia se concentró en el estacionamiento del planetario. Muchos de los presentes llevaban filtros solares. La recomendación era utilizarlos por 15 segundos con descansos de unos cinco minutos. En el área del estacionamiento también aparecieron cuatro telescopios propiedad del planetario.
Todavía a las 13 horas había colas para entrar al Luis Enrique Erro. El eclipse parcial se inició alrededor de las 11 horas y alcanzó su punto máximo a las 12:14. Las exclamaciones de incredibilidad no cabían en quienes se atrevieron a mirar el fenómeno astronómico. No se observó ningún cambio especial en el medio ambiente, aunque hubo quien sintió un descenso en la temperatura.
Zonas de la CDMX
En al menos ocho zonas de la Ciudad de México, como el Zócalo, el Monumento a la Revolución, el Museo Soumaya, el monumento a la Madre y universidades públicas, decenas de capitalinos y extranjeros se concentraron para presenciar el eclipse que se vivió en nuestro país.
Si bien, no se informó el número de personas que se concentraron en dichos lugares, autoridades capitalinas informaron que se trataron de convocatorias ciudadanas donde fue desplegado personal de salud para advertir de los riesgos de mirar directamente el fenómeno natural.
Algunos padres de familia llevaron sus hijos para acudir al planetario Joaquín Gallo, ubicado en Parque de los Venados, para disfrutar del hecho histórico, a quienes incluso disfrazaron de superhéroes. Con compañeros de trabajo, amigos o conocidos, hubo quienes decidieron apreciar el eclipse desde la azotea de sus casas u oficinas, que con lentes adquiridos en redes sociales, en tiendas, ferreterías o con los ambulantes disfrutaron del momento.
Con información de Laura Gómez, Sandra Hernández y Nayelli Ramírez