Miércoles 10 de abril de 2024, p. 4
Madrid. El rapero puertorriqueño Residente, la cantautora española Silvia Pérez Cruz y la violinista italo-mexicano Noemí Gasparini acudieron al Museo del Prado para rodearse de los lienzos de Velázquez, Rubens o El Bosco y cantar el sencillo 313, que escribió el que fuera vocalista de Calle 13 en recuerdo a su musa Violeta Gasparini (hermana de la violinista), que murió de forma inesperada en 2022. En la secuencia de imágenes y sonidos se intercalan el sonido del violín con la voz doliente de los cantantes, al tiempo que se intercalan fragmentos de Las meninas, de Velázquez, o de La adoración de los magos, de Rubens. Es un canto a la belleza de lo efímero ante la inmortalidad del arte
, resumieron desde el Museo del Prado para celebrar esta conjunción.
La historia del último sencillo de Residente, 313, que forma parte de su disco Las letras ya no importan, remite, según el propio rapero, a cuando nos descubrimos como un solo de requinto, como el sol descubre a las mañanas por instinto
. Esos versos rondaban su mente desde que falleció su amiga y musa Violeta Gasparini, una violinista de raíces italianas y mexicanas que se suicidó en 2022. Su muerte sacudió al cantante, quien buscó, a través de la poesía, entender su ausencia y recordar su impronta, de ahí que en la canción que le dedica dice: Quiero que tu pecho sea mi cama, que tus manos y tus piernas sean mis ramas. La playa que se respalda con el pelo de tus olas con la arena de tu espalda
. O cuando afirma que los rumbos se encaminan, en la mirada de tus ojos porque nunca se terminan. Los abres y me estrello. Se rompen las nubes, se disparan los destellos y viajé cuando me vieron porque son como los cielos que se abrieron
.
El Museo del Prado abrió sus galerías y salones para que el rapero puertorriqueño grabara, el pasado 15 de marzo, un video de esa canción, acompañado por la cantante Silvia Pérez Cruz y por la hermana de Valentina, Noemí Gasparini, que también es violinista. La grabación se hizo en la Galería Central y la sala 12 de la pinacoteca, que sirvieron de escenario para arropar las estrofas de Residente. La emoción y el sentimiento de la composición se intensifican con el coro vocal de cuatro mujeres que acompañan al artista mientras recita en la sala dedicada el pintor Velázquez y ante La adoración de los magos, de Rubens.
La emoción se ahonda cuando se escucha, junto al violín y los lienzos pictóricos: Eres un ave sola. Te disparas como una pistola. Eres de los que se atrevieron como todos los labios que mis besos conocieron... Cuando siento las tardes acercarse. Ojalá y que los finales olvidaran terminarse. Y no quiero que se acabe. Eres tanto, que no cabes. Y no quiero que se acabe (y no quiero que se acabe)
.
Cuando publicó su nuevo disco, Residente explicó que, desde la ausencia de Valentina, me empezó a salir el número 313 por todos lados: en las habitaciones de hotel, en el teléfono, en los relojes, en el microondas, en las direcciones, en todos lados. No sabía que el número 313 estaba conectado contigo. La canción nació de manera inexplicable, sobrenatural y mágica, inspirada en mi amiga Valentina, una joven talentosa que, aunque ya no está físicamente aquí, sigue estando. Es un homenaje al tiempo y a las cosas que no queremos que se acaben
.