Cardiaco Clásico del Norte
Domingo 14 de abril de 2024, p. a31
Era un duelo con el orgullo como botín de recompensa. En esa pugna, Monterrey se llevó el premio al arrebatar un empate 3-3 a Tigres cuando parecía imposible y en tiempo agregado, en una edición más del clásico regio.
El lugar común, ese espacio donde se desgrana la sabiduría deportiva en forma de frases de batalla, dice que los clásicos obedecen otras reglas ajenas a la lógica del torneo regular. El derbi del norte es una competencia que se cocina con sus propios ingredientes y fue el ejemplo más acabado de lo que significa un duelo de esta naturaleza.
La autoestima de los dos equipos regios llegó con diferencias significativas por sus resultados en la Concachampions. Rayados eliminó a media semana al Inter Miami de Lionel Messi, con medio ADN del Barcelona entre sus filas. Los Felinos, en cambio, estaban heridos, con la eliminación por penales ante el Columbus.
En la liga también viven momentos incomparables. Mientras los locales se encuentra entre los clasificados a la Liguilla de manera directa, los universitarios aún luchan por permanecer en la zona del play-in para ganar el derecho a estar en la siguiente fase.
Sólo habían transcurrido unos segundos y los visitantes anotaban como mejor argumento de identidad. Juan Brunetta enfiló al área y cuando intuyó que el ataque seguía los principios del canon con Javier Aquino, sólo tuvo que mandar el balón a la derecha con la certeza de que la pared estaba bien articulada. La pelota regresó a sus pies, pese a una ligera obstrucción del zaguero, pero sin la suficiente fuerza para impedir que empujara el esférico con la punta del botín.
Siete minutos después, los pupilos de Fernando Ortiz hicieron afrenta con el orgullo y empataron el juego. Parecía que nadie tendría un momento de reposo, ni jugadores ni público. Luis Romo llegó por derecha y con un salto sin alarde de elegancia empujó la pelota con la parte interna del zapato, pero con la eficacia que necesitaba.
Los comandados Robert Dante Siboldi no pensaban terminar el primer tiempo con un empate. Sorprendieron casi al final de ese episodio con un centro de Ozziel Herrera a Fernando Gorriarán (45+2) quien se encargó de poner a su equipo 2-1.
Apenas pisaron el pasto de regreso, en un madruguete que dejó a todos boquiabiertos, Tigres volvió a marcar. André-Pierre Gignac presumió de su habilidad para moverse en la cancha y leer a los rivales, con un pase de esos que dicen que valen medio gol entregó el balón de forma inmejorable para que Brunetta otra vez empujara al fondo de la portería rival.
Como si buscaran replicar en un espejo cada embate felino, los Rayados también sorprendieron. Gerardo Arteaga (61) venció al arquero Carlos Felipe Rodríguez con certero disparo. Luego esto fue un vaivén que producía vértigo de la incansable insistencia de ambas escuadras y que desembocó en un empate absurdo. Germán Berterame (90+10) en el tiempo agregado remató de cabeza un tiro de esquina para arrebatar el empate en una edición más del clásico regio.