Miami. Manuel Rocha, ex embajador de Estados Unidos en Bolivia, fue condenado ayer a 15 años de prisión por actuar como agente encubierto de Cuba durante cuatro décadas, en una audiencia celebrada en un tribunal federal de Miami, en Florida.

El tribunal sentencia al máximo castigo permitido por ley, declaró la jueza Beth Bloom, antes de anunciar la pena de cárcel a la que sumó el pago de 500 mil dólares de multa.

El ex diplomático de 73 años, que alcanzó un acuerdo de colaboración con la fiscalía, se declaró primero culpable de haber recopilado información de inteligencia estadunidense para el gobierno comunista de Cuba desde 1981.

Después de que reconociera esos hechos, la jueza Bloom lo condenó. Este país puso su confianza en usted y le dio la espalda a ello, dijo Bloom a Rocha antes de anunciar su fallo.

La policía estadunidense detuvo a Rocha en Miami en diciembre y lo acusó de actuar como agente de un gobierno extranjero.

En sus años como topo, ocupó cargos importantes en el Departamento de Estado, desde donde pudo acceder a información confidencial de alto nivel e influir en la política exterior estadunidense.

Nacido en Colombia y nacionalizado estadunidense, Rocha llevó a cabo una de las filtraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero, acusó en diciembre el fiscal general Merrick B. Garland.

Entre 1999 y mediados de 2002, fue embajador en La Paz, donde causó una gran polémica al amenazar con retirar la ayuda estadunidense a la guerra boliviana contra las drogas, si el izquierdista y ex sindicalista cocalero Evo Morales ganaba las elecciones.

El ex diplomático admitió haber trabajado para Cuba durante 40 años en reuniones mantenidas en 2022 y 2023 con un agente encubierto de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), que se hacía pasar por un representante de la Dirección General de Inteligencia de la isla.

Durante esos encuentros, Rocha celebró su actividad como agente de la inteligencia cubana, que calificó de meticulosa y muy disciplinada, y se refirió una y otra vez a Estados Unidos como el enemigo y a sus contactos cubanos como ”compañeros”.

El acusado tomó la palabra antes de conocer su sentencia para pedir perdón y declaró una frase reflexiva sobre sus actos. Hoy en día ya no veo el mundo a través de los ojos radicales de mi juventud, declaró desde el estrado.