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▲ El texto de Un pueblo lleno de bestias es de Francisco Hinojosa y las ilustraciones son de Manuel Monroy.
Periódico La Jornada
Domingo 28 de abril de 2024, p. a12

Mi abuelo el luchador

Cuando era joven, el abuelo Ignacio fue luchador profesional. Era tan alto y fuerte como un edificio de 15 pisos; podía cargar un plato con una tonelada de fideos, derrotaba a 20 luchadores con su llave La Solariana; se enfrentó contra el Doctor Landú, hombres lobos, robots y vampiros, que dejaban la sangre por malteadas de fresa; incluso, hizo que los científicos que deseaban conquistar el mundo, construyeran parques de diversiones.

El abuelo Ignacio tenía muchos títulos mundiales, cinturones de campeón, un cuarto lleno de trofeos y recortes, así como miles de máscaras y cabelleras que había ganado; sin embargo, lo que más recordaba era su primer gran combate, cuando era un niño y no era tan fuerte ni tan alto, ni sabía aplicar llaves, y hasta los perritos con correa le daban miedo. Esa gran pelea fue con una niña de su salón que se sentaba al fondo de la clase y él no sabía cómo acercarse a ella.

Inspirado en su abuelo Eugenio, a quien le gustaba mucho la lucha libre, el autor Antonio Ramos Revillas (Nuevo León, 1977) nos enseña con su libro que no importa si somos grandes o pequeños, o si tenemos miedo, porque podemos construir nuestra propia máscara y enfrentarnos a lo que sea, tal como hacía el abuelo Ignacio con su cartea de jaguar, como las que hacen en Chilapa, Guerrero.

Mi abuelo luchador (El Naranjo, 2013), ilustrado por Rosana Mesa Zamudio (Veracruz, 1980), está disponible en la tienda en línea de El Naranjo, en la librería Gandhi y en las plataformas de Amazon y Mercado Libre.

Un pueblo lleno de bestias

Leobardo es el único niño que vive en Cerro Viejo, un pueblo donde no se pueden escuchar las risas y ruidos de los pequeños; entre sus cuentos y sueños con un barco de papel, él decide emprender un viaje en busca de diversión. Ese es le punto de partida del libro Un pueblo lleno de bestias (El Naranjo, 2009).

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▲ Ilustraciones de Rosana Mesa Zamudio para Mi abuelo luchador, de Antonio Ramos Revillas, editado por El Naranjo, 2013.

Oprimido por el silencio de sus padres y abuelos, Leobardo se sentía invisible y aburrido; a ratos, se asomaba por la azotea con la esperanza de encontrar a otro niño para jugar, pero no conseguía ver a nadie. Un día en su sopa encuentra un barco de papel: un punto de fuga. Así, él decide empacar en un trapito una muda de ropa y tomar una canoa abandonada.

Guiado por la corriente sin remar, Leobardo llega a Tierra Dulce, un lugar lleno de niños. Entre canciones, papalotes y goles, el pequeño encontró su paraíso, un sitio en el que los más chicos recogen frutas y verduras de los árboles y las plantas; sin embargo, el sueño no le dura mucho, ya que sus padres lo encuentran pronto.

Su papá, enojado, lo recoge con firmeza y le explica que el alcalde prohíbe que los niños salgan. Mientras, un amiguito al fondo alzaba su brazo con un barquito de papel, sosteniendo la esperanza entre los dedos. Encerrado de nuevo, Leobardo decide que ya no está dispuesto a vivir en la oscuridad y con esa idea en mente emprende una nueva aventura para regresar a Tierra Dulce.

El texto de Francisco Hinojosa (Ciudad de México, 1954), con ilustraciones de Manuel Monroy (Ciudad de México, 1970), nos lleva a explorar la convivencia, el respeto y el trabajo en equipo que pueden construir los niños, con tintes de humor, sorpresa y múltiples elementos que entretejen los dibujos con la historia.

Un pueblo lleno de bestias está disponible en la tienda en línea de Editorial El Naranjo, en librerías Gandhi y en las plataformas de Amazon y Mercado Libre.

Textos: Anais Ruiz

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