El ojo seco es una enfermedad, y como tal requiere tratamiento médico. Uno específico son las lágrimas artificiales (gotas), que en México están clasificadas como productos cosméticos y por tanto son de alto costo. El problema es que hasta 80 por ciento de las personas pueden tener este padecimiento, pero lo desconocen, afirmó Valeria Sánchez Huerta, directora del hospital de la Asociación para Evitar la Ceguera.

Aseguró que alrededor de 30 por ciento de los afectados presentan síntomas de un mal que se disparó a partir de la pandemia de covid-19 debido al incremento del uso de dispositivos electrónicos. Los efectos ya se ven, incluso en menores de 18 años de edad, que en consulta médica por ojo seco representan un tercio del total.

En entrevista, la especialista en córnea y cirugía refractiva explicó que dicha enfermedad es inflamatoria. No es sólo la circunstancia de tener mala lágrima, lo que se resuelve con gotas. Hay un componente inflamatorio de base, y cuando es crónico puede producir daños en la capa externa de la córnea, el epitelio, que protege del medio ambiente.

Si se lastima, aumenta el riesgo de adquirir infecciones, así como disminución de la calidad y capacidad visual y en individuos que viven con alguna enfermedad autoinmune, como artritis reumatoide o lupus, se pueden presentar úlceras corneales. Por eso, el padecimiento no se debe tomar a la ligera, sostuvo.

Sánchez Huerta comentó que antes de la pandemia ya se empezaba a registrar un aumento en las consultas médicas por esa condición, la cual se ha disparado. Indicó que también lo provocan los ambientes con baja humedad y en la Ciudad de México por la altura y la contaminación, creemos que todos tienen algún grado de la enfermedad.

En las zonas de playa, donde hay mucha humedad y calor, lo que afecta son los aires acondicionados; las mujeres en la edad de la menopausia también presentan el padecimiento por los cambios hormonales; en los adultos mayores, por los cambios anatómicos en los párpados; en las personas que viven con diabetes, cuando se elevan los niveles de glucosa, disminuye la sensibilidad de la córnea y parpadean menos, lo cual favorece la resequedad ocular.

Otro grupo que desarrolla el padecimiento son los individuos que consumen medicamentos para el control de depresión y ansiedad.

En niños y adolescentes, se ha visto es el incremento de actividades escolares en tabletas y computadoras. Los utilizan durante las clases y cuando están en sus hogares, además de practicar videojuegos y las redes sociales. Por eso, desde la primaria empiezan con los síntomas.

Ardor, cansancio visual

Las manifestaciones son similares en todos los grupos de edad: ardor, cansancio, lagrimeo, tener sensación de arenilla o basurita, sensibilidad a la luz y visión borrosa en la tarde y la noche.

La especialista comentó que esa condición en el ojo no tiene cura, pero se puede controlar con medidas como la disminución del tiempo de uso de dispositivos electrónicos y/o el descanso periódico, como recomienda la Academia Americana de Oftalmología. En los niños es limitar la utilización de pantallas a dos horas al día.

Una regla básica y general es que por cada hora de uso de dispositivos se descanse la vista durante 60 segundos, cerrarlos o mirar a lo lejos.

Respecto a las lágrimas artificiales (gotas), Sánchez Huerta destacó que en los últimos cuatro años se duplicó la oferta de productos y presentaciones, los cuales deberían pasar a la categoría de medicamentos. Si se utilizan en etapas tempranas, la córnea se hidrata y contribuye a mantener una lágrima estable por más tiempo.