La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México comenzó los trabajos de investigación para restaurar el Mural escultórico (1982), de Federico Silva (1923-2022), que se encuentra sobre la pared sur del auditorio Javier Barros Sierra, en el edificio principal de esta facultad.

Autoridades de esta institución detallaron que la Dirección General de Patrimonio de la UNAM, en colaboración con la Dirección General de Obras y Conservación, empezaron los trabajos para recolectar y analizar la información necesaria a fin de elaborar las propuestas técnico-económicas y dar paso al proceso de licitación.

Este mural es parte del Patrimonio Cultural Artístico declarado por la Unesco en conjunto con el campus y se estima que el tiempo de restauración requerido será de 10 a 12 meses.

La escultura monumental, de color gris, con salientes en formas cuadradas, rectangulares y triangulares, que conforman una fusión visual donde se resaltan la arquitectura y la geometría, se erige sobre el circuito interior de Ciudad Universitaria.

La obra pertenece a lo que se conoce como integración plástica –un concepto que describe la conexión entre los espacios arquitectónicos y las artes plásticas–, por lo cual dialoga con otro mural del mismo autor: Historia de un espacio matemático (1980), que se encuentra en el interior del edificio principal, y se extiende por tres paredes.

“Las figuraciones, la abstracción, marchan juntas, lo mismo en la pintura, mucho más en la escultura. La escultura reclama formas muy precisas, muy concretas. La figuración es lo que la sostiene, físicamente son la misma cosa.

Yo me preocupaba mucho por la tercera dimensión, y el sitio favorecía ese discurso. Era como el ejemplo directo de lo que se podía decir del movimiento de la gente, subiendo y pasando al azar, dijo Federico Silva sobre estas dos obras durante una entrevista realizada por Tv UNAM, dos meses antes de su muerte en noviembre de 2022.

Durante un recorrido realizado por este diario, se advirtió que aunque Mural escultórico conserva su dinamismo, a través de las líneas y los ángulos de los salientes, el paso del tiempo le ha causado un sensible deterioro.

Lo primero que se observa es el desprendimiento de la pintura, además de erosiones, grietas y fisuras atribuibles a la exposición a la luz, la humedad y los cambios de temperatura.

También hay acumulación de polvo, huellas de letreros de papel pegados sobre su superficie e incluso ya no está la placa con su descripción.

Silva, también pintor y académico mexicano, es autor de una de las colecciones artísticas más importantes de México, de la cual una gran parte se encuentra en Ciudad Universitaria. Entre sus obras más icónicas están Ocho conejo (1980) y Las serpientes del Pedregal (1986), ambas esculturas elaboradas con piedra volcánica, ubicadas en el Paseo de las Esculturas, así como La muerte presente (1988), hecha con concreto armado y localizada en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

Parte de la creación artística del escultor se reunió en la muestra Federico Silva, por un arte universitario, que se exhibe en el museo UNAM Hoy y estará abierta hasta el 28 de septiembre.

Para Federico Silva, quien tuvo el ingenio de transformar una roca del Pedregal en serpientes, llevó las matemáticas a la pintura y convirtió un poema en rocas, si una obra no tiene un contenido filosófico que sostenga a la forma, la forma por sí misma no es nada, diría en la entrevista a la televisora universitaria.