El décimo aniversario de la inscripción de la antigua ciudad maya de Calakmul y sus bosques tropicales como bien mixto en la lista de patrimonio mundial de la humanidad –en su momento convirtió a México en el país con la mayor cantidad de bienes inscritos a escala latinoamericana– se celebra con Tesoros de Calakmul, exposición fotográfica de 56 imágenes de diferentes autores, montada en la Galería Abierta de la Ciudad de México.

En el acto inaugural de la muestra, Martha Lorenza López Mestas, coordinadora de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en representación de su titular, Diego Prieto, recordó que la zona arqueológica de Calakmul fue inscrita en la lista de patrimonio mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) en 2002. Sin embargo, a partir de 2013 México decidió ampliar la zona de protección de 3 mil hectáreas a 331 mil 397 hectáreas, con el objeto de cambiar la declaratoria de bien cultural a uno de carácter mixto; es decir, que considera tanto lo cultural como lo natural. Esta nueva declaratoria se dio el 21 de junio de 2014.

Esto implicó un trabajo coordinado e interdisciplinario entre diversos actores y especialistas del INAH: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, por conducto de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CNANP), y con apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y a escala local, el gobierno estatal de Campeche y el ayuntamiento de Calakmul, detalló la arqueóloga.

Entre los valores y criterios que condujeron a dicha declaratoria está conservar vestigios arqueológicos intactos de la civilización maya que tiene una duración temporal de más de mil años. Junto con ello, las poblaciones que habitaron la región desarrollaron una relación con el entorno natural que nos muestra una interacción profunda entre los humanos y la naturaleza en este complejo mosaico de comunidades de bosque tropical, donde, además, habita un sinnúmero de especies endémicas, así como otras amenazadas, apuntó López Mestas.

Al recorrer la historia de la región, la funcionaria dijo que los primeros datos arqueológicos sobre el sur de Campeche los debemos a las expediciones financiadas por la Instituto Carnegie, en Washington, en los años 30 del siglo pasado, mientras las menciones específicas a Calakmul son de unos años después, y descrita como una de las ciudades mayas más grandes de la región. Sus sitios prehispánicos empezaron a desarrollarse más o menos hacia 600 aC. No obstante, el apogeo de Calakmul y toda su región se dio de 300 a 900 dC, con su posterior decadencia.

Para López Mestas sigue siendo necesario implementar acciones de conservación y restauración para todos los sitios arqueológicos que se encuentran en un entorno de bosque tropical bastante complejo en términos de clima, además de difícil acceso. Como institución, tenemos que implementar proyectos de investigación que nos lleven no sólo a Calakmul, sino a todos los sitios que formaron parte de este sistema, porque sabemos que la ciudad es mucho más grande de lo que creíamos.

Cuando la Reserva de la Biosfera de Calakmul fue considerada espacio natural protegido por la Unesco, en 1989, hubo mucho conflicto entre la población, porque nos vino a prohibir muchas cosas, sobre todo cómo vivir. La población estaba acostumbrada, por ejemplo, a sembrar chile jalapeño que implica devastar mucha selva. Como se hizo mucha labor en favor, la gente está convencida por la conservación. Tanto es así que ahora dentro de los instrumentos de ordenamiento ecológico existe una figura que comprende áreas destinadas voluntariamente a la conservación, afirmó Luis Enrique Alvarado Moo, presidente municipal del ayuntamiento de Calakmul.

El agrónomo trajo a colación que dentro de los trabajos del Tren Maya se hallaron cerca de 6 mil vestigios en un tramo de 30 o 40 kilómetros. Se ha escuchado mucho que el ferrocarril destruyó selva... perdón, la ganadería y la producción de chile jalapeño históricamente la han destruido mucho más que ahora.

El acto contó también con la presencia de Frida Baños, de la CNANP; Érika López, de la Reserva de la Biosfera Calakmul, y Manuel Rodríguez Ramírez, director de la Galería Abierta de la Ciudad de México.