Miércoles 10 de julio de 2024, p. 28
Una nube de humo y olor a hule quemado invadieron el primer vagón, designado a las mujeres. El convoy con dirección a Cuatro Caminos acababa de dejar la estación Pino Suárez y se dirigía a la Zócalo Tenochtitlan. Las miradas confundidas de las pasajeras se empezaron a intercalar con interrogantes: ¿Huele a quemado?
El intercambio de asentimientos fue interrumpido por un estallido y el freno en la marcha del tren.
¡Pum!
, resonó a un costado del primer vagón, mientras una bola de chispas, similar a una luz de bengala, ubicaba el origen del humo y el olor a quemado. Decenas de mujeres que ya venían aglomeradas gritaron al tiempo que se arremolinaban para pasar al segundo vagón y alejarse del punto del estallido. Una segunda explosión aumentó el pánico. En medio del griterío algunas voces abogaban por la calma, otras, por jalar la palanca de emergencia.
El convoy probablemente no duró más de tres minutos varado a la mitad del camino. En ningún momento los altavoces informaron de lo sucedido. Cuando el Metro reanudó su marcha lo hizo a una velocidad mayor a la usual. Llegó a las 10:18 a la estación Zócalo Tenochtitlan y, al abrirse las puertas, las pasajeras volvieron a arremolinarse para salir y dejar el andén lo antes posible.