En su versión, Omar Olvera y Jorge Escandón tomaron el riesgo de dar tono de farsa a la pieza de 1882 // Es una oportunidad para, desde la risa, hacer una reflexión crítica
, explican
Lunes 22 de julio de 2024, p. 2
El enemigo del pueblo, la obra más polémica y representada del dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen (1828-1906), regresa a escenarios nacionales después de seis años de su escenificación más reciente, para hacer temporada a partir de hoy y hasta el 9 de septiembre en el Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa), con funciones los lunes a las 20:30 horas.
Lo hace en una nueva versión que no sólo sitúa la historia en México, sino que toma el riesgo
de llevar esa fuerte trama al terreno de la comedia, con tonos de farsa. Omar Olvera (Ciudad de México, 1987) es el responsable de la adaptación junto con Jorge Escandón, así como de la dirección de esta pieza teatral, en la que se aborda la lucha por la verdad y la justicia, siendo una crítica a la hipocresía, la corrupción, la falta de integridad en la sociedad y la manipulación de los medios de comunicación.
Publicada en 1882, es un montaje plenamente contemporáneo y pertinente a escala global, según el creador escénico: Ibsen tuvo la inteligencia y la maestría para retratar el comportamiento humano, los defectos
. Define al montaje como una caricatura política en la que la risa viene a partir de la autocrítica.
“Es lo que hace interesante a la obra, que plantea una situación política o social que impulsa a pensar –por lo menos lo hizo con nosotros–, cómo somos partícipes de esos vicios y defectos, de todo eso que nos causa problemas como sociedad, que, en este caso, tiene que ver con cómo somos capaces de pasar por encima de nuestra ética por intereses específicos.”
Esta nueva versión de El enemigo del pueblo ocurre en el México de la década de los años 90, en medio de la transición política y la creciente demanda de democracia. Se desarrolla en un pueblo árido de algún lugar del norte del país en 1994, año crucial en la historia nacional, marcado por sucesos políticos y sociales significativos.
El médico Stockman, su protagonista, descubre que las aguas termales del pueblo, la principal fuente de ingresos del lugar, están contaminadas debido a la falta de regulación ambiental y la corrupción política, representando un peligro para la salud. El doctor decide revelar la verdad al público, enfrentándose a la resistencia de las autoridades locales y la élite política, que buscan encubrir los hechos para proteger sus intereses económicos.
Año de hitos
Omar Olvera explica que situó esta adaptación en esa década, específicamente en 1994, porque le parecen años cruciales en la historia política del país y una oportunidad para reflexionar sobre las repercusiones de ese entonces en el contexto actual y cómo hemos avanzado frente a los retos políticos y sociales.
Mencionamos los sucesos políticos de ese momento, pero también los culturales. Queremos evitar caer en el panfleto político; no tenemos una postura política. La obra se desarrolla en esa época, que tuvo muchos hitos, como la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, el levantamiento zapatista en Chiapas y el asesinato de Luis Donaldo Colosio
, detalla.
“Pero también hubo otros elementos alrededor de esa época, como el chupacabras, el espectáculo mezclado con la política y otros aspectos más populares, como la música y la moda, que van a permitir que, desde la nostalgia, el espectador se vea reflejado y juegue con nosotros en esta identificación crítica, un poco para hacer una comparación con los momentos actuales.”
Con un elenco encabezado por Anabel Ferreira y Sergio Bonilla, y la participación de ocho actores más, la principal singularidad de esta nueva versión de la obra es que se trata de la primera que se hace en tono de comedia negra y sátira social, al menos en México, no sé si en otras partes del mundo, pero podría ser
, resalta el director escénico, quien aclara que se mantiene plena fidelidad al texto de Ibsen.
La comedia es un género que de pronto es visto como menor, superficial, y que refiere mucho al espectáculo, a lo que se hace comúnmente en la televisión; sin embargo, es una oportunidad para, desde la risa, hacer una reflexión crítica
, argumenta.
Era pertinente hacerlo en ese tono, porque, con tantas cosas tan difíciles que atraviesa nuestra sociedad y el mundo entero, nos viene muy bien pasarla a gusto, divertirnos. Aligeramos una obra que es muy densa, con un contenido político muy serio, muy importante; buscamos ser muy fieles a la temática, pero también queremos que la gente venga a gozar con nosotros, a reírse, a disfrutar y a celebrar al teatro.