Chupa Panza, Prostamax o Cardio Active son los nombres de algunos productos milagro que la Secretaría de Salud de la Ciudad de México ha asegurado y destruido debido a que no cumplen con las disposiciones sanitarias correspondientes.

En lo que va de esta administración se han realizado 289 visitas de verificación que han derivado en el aseguramiento y destrucción de 376 kilogramos, 94 litros y 2 mil 653 piezas de productos que difunden información engañosa, con la cual prometen efectos terapéuticos o curativos sin tener evidencia científica sobre su efectividad y condiciones de seguridad para su uso, por lo que su consumo representa un riesgo para las personas.

Dichos productos prometen al público múltiples beneficios sin dar cuenta exacta de su composición; además, no garantizan ningún nivel de seguridad en su elaboración, almacenamiento y venta, por lo que no tienen registro o autorización sanitaria.

Por conducto de la Agencia de Protección Sanitaria se han emitido 24 alertas sanitarias sobre productos de la empresa JAH2 Live Nutrición; también, sobre los llamados Riñón Vida Plus Max, Prostaliv, Cicatrisan Plus, Adaptogen Sinergy, Labe Pharmaceutical, BHIP Global de México, Herbal Solution’s Health, Dionica, Biadit, D-norm, Diolix, Cardio Active y Volumin, entre otros.

Pese a las alertas y a la destrucción de esos productos aún se pueden encontrar en páginas de Internet. Por ejemplo, en Mercado Libre se vende a 957 pesos el té Chupa Panza, entre cuyos ingredientes se ha identificado bamitol, un medicamento de uso veterinario indicado en las afecciones inflamatorias. También se pueden encontrar cápsulas del producto Cardio Active a 570 pesos, el cual, de acuerdo con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), contiene hierba de San Juan, la cual no está permitida en la formulación de suplementos por su grado de toxicidad.

El consumo y distribución de los productos engaño representa un problema sanitario porque, además de exponer a la población a la desinformación y al fraude, no cumplen con las regulaciones y procesos de calidad adecuados.

Entre las recomendaciones de las autoridades para identificar estos productos y evitar su adquisición y consumo son: desconfiar de cualquier producto que asegura la cura o desaparición de múltiples padecimientos, o de enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o artritis, entre otras, así como ignorar productos que no presentan información precisa sobre su lugar de elaboración o fabricante ni las sustancias y cantidades que contiene, o no presenta número de lote y fechas de caducidad.