Lunes 29 de julio de 2024, p. a11
París. Un combate con algo más que boxeo se efectuó este domingo. Fue una pelea con implicaciones que trascendían el cuadrilátero de París 2024 con el primer púgil olímpico palestino, Wasim Abusal, quien vistió en la inauguración una camisa con la imagen de niños bombardeados. En su duelo de debut fue eliminado por el sueco Nebil Ibrahim en la categoría de 57 kilogramos, pero la respuesta del vencedor fue un gesto de respeto a la lucha de todo un pueblo y a favor de los oprimidos.
Represento a esta bandera, a este pueblo, a los prisioneros, a los heridos y a los mártires. Siento haber perdido hoy, pero les prometo que me entrenaré día y noche durante años, hasta 2028, para izar la bandera palestina en los podios
, expuso Abusal. Los Juegos Olímpicos ya son una victoria para Palestina
.
Ibrahim le levantó la mano a su contendiente y pidió al público, que apoyó al palestino, que reconocieran no sólo el valor de un boxeador sino, sobre todo, lo que representa.
Me dio mucha pena tener que enfrentar a un palestino porque soy un firme partidario (de su causa), me rompió el corazón
, dijo Ibrahim. No sólo representa a la gente de su país, sino a todas las naciones oprimidas del mundo, ya que ahora mismo Palestina es el rostro de la opresión
.
En otro enfrentamiento, el cubano Julio César La Cruz, uno de los íconos del deporte de su país y quien encabeza un equipo cuyo contingente nombran Buque insignia, fue eliminado en los octavos de final de los Juegos de París 2024 y perdió la oportunidad de alcanzar el récord de tres oros olímpicos consecutivos en este deporte. Perdió ante otro peleador nacido en Cuba, Loren Berto Alfonso, quien compite bajo la bandera de Azerbaiyán.
Buque insignia de Cuba
La Cruz, apodado La Sombra y con 34 años, aspiraba a colocarse a la altura de dos mitos cubanos, Teófilo Stevenson y Félix Savón, y del húngaro Laszlo Papp, únicos púgiles que han conquistado tres metales dorados.
La Sombra dominó en el primer asalto de un combate en la categoría de 92 kilogramos. La Cruz era congruente con su propia historia de bicampeón olímpico: estandarte de un deporte que enorgullece al pueblo cubano.
Alfonso también fue formado en esa escuela de boxeo elegante y atlético. En el segundo episodio cambió las reglas y demostró que aspira a algo importante, sin importar que para ello debía derrotar a un bicampeón olímpico y orgullo nacional en la isla.
El tercer y último asalto fue de extrema igualdad. El orgullo de por medio y la historia del boxeo cubano confrontados. Los golpes llevaban una fuerza que sólo se observa en esa división y cuando hay algo más que una victoria en juego. Con última campanada, ambos boxeadores levantaron los brazos adjudicándose el triunfo.