Martes 6 de agosto de 2024, p. 24
Londres. El primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, prometió ayer condenas rápidas
tras la reunión de crisis por los disturbios de activistas de extrema derecha del fin de semana tras el asesinato de tres menores, y dio luz verde
a un ejército permanente
formado por oficiales de policía especialistas
para hacer frente a protestas ultraderechistas y antinmigración.
Las autoridades han realizado 378 detenciones, según el NPCC, organismo que concentra a los jefes de los cuerpos policiales de todo el país, desde que a finales de julio comenzaron las protestas.
Se prevé que esta cifra aumente a medida que los investigadores sigan identificando y deteniendo a los alborotadores, advirtió el presidente de NPCC, Gavin Stephens.
El premier prometió que el gobierno reforzará la justicia penal
para garantizar sanciones rápidas
en un momento en que el país está conmocionado por las imágenes de los ataques a albergues de solicitantes de asilo y mezquitas, saqueos de comercios y enfrentamientos con la policía.
La ola de violencia estalló tras un ataque con cuchillo que se cobró la vida de tres niñas hace una semana durante una fiesta temática de la cantante estadunidense Taylor Swift en Southport, en el noroeste de Inglaterra, que después se extendió a todo el país.
Los disturbios fueron atizados por rumores falsos y especulaciones en Internet sobre la identidad del sospechoso y algunas versiones difundidas por influencers de ultraderecha indicaron que el autor fue un demandante de asilo musulmán.
La policía informó que el sospechoso es un joven de 17 años nacido en Gales, pero los medios británicos reportaron que sus padres son ruandeses.
Enfrentamiento
Aunque no tan violentos como los disturbios del fin de semana, anoche hubo incidentes. En Plymouth (suroeste), Sky News reportó en directo de un tenso enfrentamiento entre ultraderechistas y contramanifestantes, separados por agentes de policía a ambos lados de una carretera.
Indicó que un vehículo fue atacado por un hombre armado con un cuchillo en Birmingham, donde una multitud de hombres musulmanes se había reunido diciendo que estaban preparados
para defender la calle tras rumores de una concentración de extrema derecha.
Reino Unido no vivía una ola violencia de este tipo desde 2011, tras la muerte de un joven mestizo, Mark Duggan, a manos de la policía en el norte de Londres.