Luego de cuatro meses del allanamiento policial a la embajada de México en Ecuador, con el que se violó la soberanía del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró muy lamentable que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, siga sin resolver la demanda presentada por su gobierno, al tiempo que ratificó la decisión de otorgar asilo al ex vicepresidente Jorge Glas.

El pasado lunes, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó de la solicitud del salvoconducto entregada a Ecuador para que el ex funcionario salga de la cárcel, viaje a otra nación y después llegue a México para tener protección.

En la mañanera de Palacio Nacional, el mandatario subrayó que México tiene la mejor disposición de recibirlo. Es parte de nuestra tradición en política exterior: proteger a perseguidos políticos de cualquier país. Siempre se ha hecho.

Sobre la demanda interpuesta ante la CIJ, recordó que es una agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) e insistió en que ésta no funciona. “De qué sirve todo ese andamiaje burocrático, de aparatos, de oficinas, con diplomáticos de todo tipo que cuestan muchísimo dinero a los ciudadanos del mundo, si no hay, en este caso, justicia rápida y expedita.

La ONU está en una profunda crisis, nada más de adorno, de florero; un aparato burocrático oneroso, ineficiente, que no ayuda a evitar que se violen los derechos humanos ni la confrontación política en estados, la violencia, las guerras, nada”.

López Obrador recordó que una vez ya participó en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde propuso la creación de un fondo para garantizar la alimentación de las personas más pobres, pero ni siquiera lo pasaron a la Asamblea General.

Dijo que también planteó que se garantizara el acceso a la vacuna contra el covid-19, con la finalidad de evitar el acaparamiento de los biológicos. Tampoco funcionó. Por eso debe haber una reforma en la ONU. La verdad no hacen nada, pero tienen relatores para todo, muy acomodaticios, por lo general gente de derecha, conservadora, que no le tiene amor al pueblo.

López Obrador se siguió con las organizaciones no gubernamentales, otro invento del periodo neoliberal, que viven de las aportaciones de gobiernos extranjeros. Con eso se buscó desviar la atención; cada una se ocupa de un asunto sectorial y se dejó de lado lo relacionado con la distribución de la riqueza, la situación de los pobres y el saqueo de los recursos naturales, subrayó.